Por siempre Shane
Alan Ladd será recordado siempre por su papel en el emblemático western de 1953 Shane (Raíces profundas en España) donde interpretó de forma magistral a un jinete misterioso que aparece en un poblado aterrorizado por una banda de pistoleros que acosan a los pacíficos agricultores para apoderarse de sus tierras.
Alan Ladd será recordado siempre por su papel en el emblemático western de 1953 Shane (Raíces profundas en España) donde interpretó de forma magistral a un jinete misterioso que aparece en un poblado aterrorizado por una banda de pistoleros que acosan a los pacíficos agricultores para apoderarse de sus tierras.
Un tema a partir de entonces recurrente
en el género, que muchos directores copiaron de forma más o menos
directa. Recordemos el cuasi remake que Clint Eastwood llevó
a cabo en la crepuscular El jinete pálido (1985).
Para entonces Alan Ladd arrastraba tras
de sí una importante carrera en el cine negro, el género de más
arraigo en las décadas de los treinta y cuarenta, donde fue
alternativamente el gangster implacable, el hombre bueno e íntegro,
o el policía justo, pero siempre alrededor de problemas con la ley,
del dinero manchado o de las mujeres fatales.
Alan Ladd nació el 3 de Septiembre de
1913 en el Estado de Arkansas. De madre inglesa y padre americano,
quedó huérfano de padre con tan solo cuatro años.
De constitución
frágil, fue un chiquillo acomplejado que se propuso acabar con las
bromas que sus compañeros de colegio le gastaban a costa de su
aparente debilidad física y de su baja estatura. El deporte fue su
vía de escape y de superación.
Huyendo de un ambiente poco favorable
para el desarrollo de su retoño, mamá Ladd fijo su residencia en
el estado de California donde Alan se esmeró en mejorar su físico
practicando natación y atletismo, lo que acabó consiguiendo.
Algunos años antes de las Olimpiadas
de 1932 celebradas en Los Ángeles, Alan W. Ladd se entregó a fondo
en los entrenamientos con la esperanza de poder participar en la
competición, pero finalmente no lo consiguió por culpa de una
inoportuna lesión muscular.
Durante su largo período de
recuperación y ya que vivía en la meca del cine, se presentó a
diferentes casting pero todo lo que consiguió fue trabajar en
labores técnicas en algunoss programas de radio de la Warner Bross.
Su escasa estatura era el principal
handicap con el que tropezaba cuando se enteraba de que había
pruebas para interpretar tal o cual papelito en alguna película del
estudio.
Tuvo la suerte de que en una de esas pruebas se fijara en él
una influyente cazatalentos llamada Sue Carol, con fama de no
equivocarse en sus elecciones y de llevar al estrellato a quien se
propusiera.
Claro que Sue Carol vio en él algo más
que posibilidades para la interpretación pues inmediatamente después
de conseguirle su primer papel se lo llevo a los Juzgados más
cercanos para hacerlo su marido.
En su primera aparición ante las
cámaras (Tom Brown of Culver) también debutaba otra
futura estrella de Hollywood, Tyrone Power, que conseguiría
superarle en popularidad.
Tras casi una década de películas más o
menos aceptables, pero que no remontaban su carrera, y tras un breve
cometido en la obra maestra Ciudadano Kane, da el
campanazo.
Ese mismo año es el despiadado asesino
protagonista de El cuervo de Frank Tuttle, junto a la
que desde entonces sería su pareja más icónica, la sofisticada y
seductora Verónica Lake.
La Lake, que era todavía más bajita que
él, resultó su pareja ideal al desprender los dos un atractivo que
iba mucho más allá de la escasa estatura de ambos. Así,
encadenaron grandes éxitos: La llave de cristal
(1942), La dalia azul (1946) Saigón
(1948)...
Sus pelo rubio, sus ojos azules y
fríos, su expresión pétrea... le conferían una aureola de hombre
atractivo y distante que cautivaban a las espectadoras, que lo
auparon a lo más alto y durante algunos años fue considerado el
actor más deseado.
A partir de Shane el
western lo engulló y fue pistolero en bastantes títulos.
Tambores de guerra , Rebelión en el fuerte, las dos de
1954, Arizona, prisión federal y El rebelde
orgulloso (ambas de1958) fueron algunos de los western
en los que intervino.
En 1963 interprestó su último gran
éxito, una adaptación de un best seller de Harold Robbins plagado
de estrellas en decadencia titulado Los insaciables.
Su última película, que no llegó a
estrenarse en España, data de 1964 y en ella interpreta al
legendario trampero de las montañas rocosas Nevada Smith. Su título,
The Carpetbaggers.
Ese mismo año moría en extrañas
circunstancias en su casa de Palm Springs. Tenía 51 años. Su
estómago estaba lleno de alcohol y pastillas, lo que dejó sin saber
si se había tratado de un accidente o de un suicidio.
Aunque en su filmografía hay
suficientes obras maestras como para considerarlo una de las grandes
estrellas de Hollywood, fue Raíces profundas la
película con la que se hizo eterno en la memoria del espectador de
cualquier generación amante o no del cine.
Quién que haya visto Shane
no lo ha amado casi tanto como Jean Arthur y Brandon de Wilde . Y
quién no ha gritado con aquél niño fascinado en la escena
final de Raíces profundas, cuando aquel jinete que llegó pálido y cansado se aleja imperturbable hacia las montañas nevadas que dibujan el lejano horizonte:
¡¡¡Shane, vuelve!!, Shane!!.
Cuánto te agradezco que traigas aquí el recuerdo de una obra tan exquisita, tan imperecedera, como “Raíces profundas” (particularmente, el título en español me parece un hallazgo). Me estremezco escuchando ahora su banda sonora. No sólo en Ford los juegos de miradas lo dicen todo. Es “mi” western, lo ha sido desde siempre, y aunque haya quien considera la interpretación de Ladd demasiado hierática, yo la encuentro cargada de ese melancólico enigma que precisa el personaje. Jack Palance soberbio: ¿el mejor malo de la historia del cine del oeste?
ResponderEliminarPara mí, la mejor interpretación de Ladd es la que hace en “Los insaciables”, con una de las mejores peleas a puñetazos que recuerdo.
Un placer leer sobre esta película que tanto significa para mí.
Qué bueno recordar raíces profundas!! una entrada muy completa, me ha gustado bastante porque desconocía detalles de su biografía...
ResponderEliminarUn saludo!!
Me conmueven mucho tus líneas y las imágenes. Yo vi la película cuando niño, se me hacía imborrable la imagen del pistolero vestido de blanco. Después de muchos años pude verla hace unos meses. Es una obra inmortal, uno de mis diez western favoritos. Alan Ladd, espectacular. Cada que la recuerdo, siento deseos de volverla a ver. Impagable. Gracias por esta entrada sobre una película entrañable.
ResponderEliminarJuan Herrezuelo, Raíces profundas (efectivamente, un título precioso) es también uno de mis western preferidos. Hay razones especiales de tipo personal, pero me marcó esta historia y me sentí identificado con el pequeño Brandon. Y esa música de Víctor Young inolvidable. Y esos paisajes sin fin. Una obra grande...
ResponderEliminarSaludos.
Meg, en realidad la entrada es para Alan Ladd, pero su personaje de Shane se impone siempre que se habla de él. Yo mismo le he dado un prtagonismo muy especial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Orlando Granda, yo también he visto la película en diferentes etapas de mi vida. La tengo muy grabada en mente. Yo reduciría la selección y diría que es uno de mis cinco western preferidos. De Ford habría más de uno...
ResponderEliminarSaludos...
"Los insaciables" y "The Carpetbaggers" son la misma película.
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