La universalidad del Japón feudal
Los siete samurais es una
película fundamental en la historia de cine de la que en la
actualidad, incompresiblemente se habla bien poco. Quizás ya esté
todo dicho de ella. Creo que, en todo caso, la mayoría de los
espectadores lo que sabemos básicamente es que esta obra de Kurosawa
inspiró uno de los más grandes westerns que se hayan hecho nunca.
Como esta afirmación puede ser discutible, digamos al menos que Los
siete magníficos fue sin discusión uno de los westerns más
populares.
Aunque Los siete samurais es mucho más que la inspiración de otra gran película. Akira Kurosawa estaba considerado uno de los más grandes directores del mundo pero sobretodo era conocido por ser también el más occidental de todos los directores orientales. En unos años en que todavía ni se intuía lo que más tarde se dio en llamar “globalización” las barreras culturales eran tan férreas que todo lo que viniera del Este era visto y valorado como algo exótico pero alejado de nuestras costumbres y de nuestra idiosincrasia.
Kurosawa abrió la brecha por la que después se colarían otros directores a uno y otro lado del muro cultural que separaba Oriente y Occidente pero, sobretodo, trajo a los cineastas occidentales una gran diversidad de ideas y de temas ya implícitas en su cine que fueron aprovechas a saco por el fagotizador entramado industrial de Hollywood.
Se ha dicho, y muy acertadamente, que Los siete samurais creó un genero. Después de ella el cine se inundó de historias en las que un grupo determinado de hombres que, por diversos motivos, forman un equipo para llevar a cabo una arriesgada misión. Tras la adaptación al western de Los siete samurais en la fundamental Los siete magníficos, llegaron en tromba películas que aprovecharon la idea seminal del gran film de Kurosawa y así se entendieron, entre otras, Doce del patíbulo, Los cañones de Navarone, La gran evasión, Los violentos de Kelly y muchas más.
Los siete samurais no fue la única película de Kurosawa que “creó género”. Recordemos que el spaguetti western toma carta de naturaleza con otra adaptación de una película de Kurosawa, Yojimbo, o que La muerte tenía un precio también podía interpretarse como una película de samurais. La guerra de las galaxias, obra también fundacional, tiene como precedente otra película de Kurosawa, La fortaleza escondida.
Según Kurosawa, su idea al hacer Los siete samurais era contar una historia anclada en lo más profundo de la cultura japonesa y reivindicar con ella un humanismo intemporal de alcance universal que cuestionara y modernizara las rígidas tradiciones todavía imperantes en su país.
Los siete samurais de la historia aceptan un trabajo que consiste en ayudar a una aldea miserable acosada por unos bandidos que la extorsina. Aceptan el trabajo cobrando por ello únicamente un plato de arroz al día. ¿Cómo es que aceptan por tan poca recompensa arriesga sus vidas?. Arriesgar sus vidas como mercenarios es su naturaleza, pero por primera vez aparecen como seres humanizados, sensibles y altruistas.
Se dice que la perseverancia en el
cumplimiento de las obligaciones o de las decisiones tomadas es
consustancial en la naturaleza de “lo japonés” y eso lo vemos
tanto en la constancia con que los samurais defienden a los aldeanos
como en la inquebrantable actitud de los bandidos en imponer su
dominio y extorsión a los campesinos, pese a la férrea defensa de
los guerreros samurais, entablando una batalla que solo terminará
con el triunfo o la muerte.
Las escenas de acción de Los siete samurais crearon también escuela. La acción es uno de los puntos fuertes de Kurosawa y sus personajes en Los siete samurais se mueven vertiginosamente, artísticamente, en sus luchas y peleas utilizando las armas y sus propios movimientos como si de una coreografía se tratara. Más que guerreros parecen danzarines ejecutando visualmente un sinfonía.
En Los siete samurais hay muchas muertes, ejecuciones... la violencia es la protagonista, pero el tema es en realidad el de la justicia y el compromiso ético. Más de la mitad de los samurais pierden la vida en esa defensa numantina del poblado de campesinos, era el riesgo asumido al aceptar el “trabajo”. Pero los propios aldeanos les conminanaban a abandonar enseguida la aldea una vez han acabado su misión. No quieren a profesionales de la violencia entre ellos. Pese a su gesto de compromiso y nobleza, el grupo sigue siendo rechazado por el común de la sociedad.
El cine de Kurosawa comienza con Los siete samurais un discurso que ya no abandonará en toda su carrera: el ser humano cono individualidad no cuenta. Su misión es ser un instrumento de la comunidad a la que se debe en cuerpo y alma. Vista hoy, Los siete samurais no ha perdido ni un ápice de su grandeza.