Anitona nos exhibe su eficaz remedio para mitigar las sofocantes noches estivales. ¿Nos dejaría compartirlo con ella?
Inmersos ya en plena canícula, sin muchas ganas de ir al cine ni de comentar las mediocres películas que las distribuidoras nos endilgan en estas fechas, se me ocurre poner algunos carteles con la palabra "verano" en su título. Están elegidos a voleo, según se me han ido ocurriendo. Por supuesto que no es una recopilación exhaustiva. Solo son de películas que, por algún motivo, me han venido a la cabeza. Buenas, menos buenas, o malas, son películas que vi en algún momento. Hay alguna que todavía no he visto pero sí que me interesaría ver. En todo caso, estas son las "elegidas".
Pasar un verano con Mónica, puede cambiar la vida de un muchacho que sólo pretendía una aventura estival. O al menos eso creía.
Bergman no va a consentir una historia trivial, donde no haga su
parición el drama personal y el
existencialismo. Que se preparen los dos muchachitos...
Un verano en la Costa Brava también puede cambiar vidas y desencadenar pasiones y
desencuentros. Para los personajes, Madrid, en invierno, era un lugar donde sentirse a salvo. El mes de agosto suele traer consigo densos nubarrones.
Las solteronas
obsesionadas con conocer Venecia pueden dar sorpresas. Cometer locuras en verano ante la perspectiva de que cada vez quedan menos veranos que vivir, parece algo bastante cuerdo. Y si está de por medio el
latin lover por
excelecia,
Rossano Brazzi, pues ya me dirás, querida
Catherine, quien se resiste...
Sexo y verano es a Woody Allen todo lo contrario de lo que es para su admirado, y a veces copiado, Igmar Bergman. El tema resulta mucho más festivo para el neoyorquino. La comedia (sexual o no) es su fuerte. ¡Y no me digas más si encima se inspira nada menos que en Shakespeare!
En Barcelona puede surgir el amor y el drama entre verbena y verbena veraniega. La noche de San Juan como nexo en las vidas de varias parejas hastiadas bajo la presión de una España (una
Cataluña) atenazada por las represiones y los prejuicios. Estamos en el año 1960.
Tennessee Williams en estado puro. Una solterona enamorada del médico del lugar, acude siempre a su consulta con el mismo estribillo: "que si me duele aquí, que si me duele allí..."
Represiones y dramas
sureños a todo trapo.
El cine español, en los sesenta, sólo podía utilizar el verano para
cruceros o fiestas que
promocionaran el
desarrollismo franquista. Había excepciones, pocas, como la película de
Jordi Grau mencionada más arriba. Claro que el cine hecho en Barcelona no era lo mismo que el que se rodaba en Madrid (o viceversa). Los catalanes, ya se sabe...
Eric Rohmer rodó "Los cuentos de las cuatro estaciones". Cuatro títulos dedicados a los estados de ánimo estacionales. Por supuesto, aquí ponemos el estado de ánimo más calentito.
Cuento de primavera, Cuento de otoño y
Cuento de invierno, quedan para traer a colación en otro momento.
Regresamos de nuevo a España. Fernando
Fernán-
Gómez llevó al cine, en los ochenta, una exitosa obra teatral propia estrenada en 1977. La protagonista, una bicicleta para hacer un recorrido por el Madrid del 36, en pleno asedio de los nacionales.
Manolita y
Luisito (Victoria Abril y
Gabino Diego)
empeñados en poseer el dichoso vehículo. Qué poco exigentes...
Jacques Rivette todavía en la brecha. Esta historia ambientada en el mundo del circo, aderezada con gotas de misterio y suspense, nos devuelve a una
Jane Birkin incombustible. Es de este mismo año.
Dos chicos se conocen en una playa. Nada extraordinario. quzás tampoco lo sea el que acaben rendidamente enamorados. Este sería su primer verano. ¿Cuántos más durarían juntos?.
Tennessee Williams de nuevo. Ah, los sofocantes veranos en el sur profundo de los Estados Unidos... Pero el verano puede ser mucho más tempestuoso en Europa. En, sin ir más lejos, Tossa de Mar. La España profunda fagotizando las esencias de la América profunda. Un grupo de machos hispanos devorando, literalmente, a un personaje provocador que intenta perturbar nuestra idiosincrasia. Nuestra viril concepción de la naturaleza.
El verano es una estación proclive a desatar los más violentos instintos. Un verano asesino o un verano para matar ¿Alguna diferencia?. La venganza es el motor que mueve a los jóvenes protagonistas, tanto de la película francesa, como de la española.
Se lo que hicisteis el ultimo verano, pillines. Lo vais a pagar muy caro... Sin más comentarios.
Los veranos suelen ser largos y cálidos. De nuevo el sur profundo de América. Faulkner en vez de Williams. Pero una firma u otra no hubiera alterado el producto. La familia unida, se odia unida.
Y como tanto verano y tanto calor nos tiene ya agobiados, lo mejor será que nos retiremos a las cristalinas aguas de una refrescante playa. Y si puede ser en una isla tranquila, al sur, miel sobre hojuelas. Ya sé que en este cartel no aparece la palabra "verano", pero es el de una película que nos puede relajar, si acompañamos si visión de un buen abanico. Bellos efebos y encantadoras jovencitas enfrascados en amoríos ñoños, luciendo palmito en castos bañadores. Nada de bikinis o playas nudistas. Aquí, todos son chicos de familia bien.