6/12/09

El baile de la Victoria

Los sonetos de la Muerte

Proponer El baile de la Victoria para representar a España en los próximos óscar a mi juicio, más que a las cualidades de las película - que las tiene, pero no creo que sean las suficientes como para conseguir semejante premio-, debe de obedecer a una estrategia de la Academia española para intentar que nuestro cine tenga más posibilidades en el reparto de nominaciones, descartando la mucho más llamativa propuesta de Los abrazos rotos. Es evidente que Trueba tiene un gran prestigio como cineasta, óscar incluido, y una película firmada por él va a ser considerada muy favorablemente por los académicos. Pero Almodóvar lo tiene más, y el año que hay película suya disponible la propuesta debería ser más que obvia. Almodóvar siempre es muy valorado en la Academia de cine americana y su popularidad mundial es un gran incentivo para no dejarlo de lado cuando nos brinda una oportunidad. Hay que desearle a El baile de la Victoria, mucha suerte, que la necesita, para que sea seleccionada.
En definitiva: quiero decir que puede que se haya descartado a Los abrazos rotos (que ni siquiera ha sido preseleccionada como finalista), creyendo que por sí sola tiene posibilidades de que los americanos le otorguen alguna nominación como ya hicieron con otras películas suyas años atrás. Así, pudiera ser factible que Almodóvar y Trueba llegaran a ser nombrados en la próxima entrega de los óscar con alguna candidatura para cada uno. La estrategia de poner en primer plano a Trueba en la pre selección ha perjudicado también a Isabel Coixet, cuya Mapa de los sonidos de Tokio me parece una muy sugestiva película que hubiera tenido más posibilidades que El baile de la Victoria en esta competición. Al menos yo lo creo así.

Antonio Skármeta, autor de la novela y que tambien colabora en el guión, tiene un papel en la película: es el crítico de danza que es obligado por la fuerza a ver el baile de Victoria.

La narración El baile de la Victoria transita entre dos registros que no acaban de fundirse y eso deja una evidente sensación de indefinición en el tono global en la película. Está claro que El baile de la Victoria es una película con algunos tramos mal resueltos, por muy relativos que acaben siéndolo, que se neutralizan gracias a los poderosísimos momentos plenos de emotividad y de lirismo que la película consigue fraguar. Hay una historia que puede encuadrarse en el thriller (el planeamiento, puesta a punto y ejecución de un gran robo y de una venganza personal) y otra historia de amor de resonancias épicas, impregnada de un dramático y conmovedor fatalismo. Ambas historias tienen como fondo otra historia en las que se deben integrar las dos: la de la difícil transición del pueblo chileno tras la caída de la dictadura pinochetista, en un país que no se ha sacudido del todo los aires dictatoriales de quienes mandaron en vida del dictador y que todavía siguen ostentando poder. En este sentido es revelador el comportamiento del jurado calificador que debe dilucidar si el personaje de Victoria está capacitado para entrar en la escuela de danza clásica de Santiago de Chile. Thriller, historia de amor y denuncia sociopolítica son registros que no consiguen la necesaria cohesión entre ellos y el conjunto aparece muy disperso. La narración se hace en demasiados momentos inconsistente y muy poco creíble.
Y la dispersión narrativa y temática contagia tambien de escasa credibilidad a todo lo concerniente a los personajes Ángel (Abel Ayala) y Vergara (Ricardo Darín) y a la veracidad de ese proyecto y ejecución de un gran robo con el que pretenden cambiar sus vidas ambos personajes ajustando de paso cuentas pendientes con el pasado. La inconsistente presentación de esta historia es el handicap que más lastra los resultados de El baile de la Victoria y está a punto de hacerla naufragar sin remedio. Un ejemplo al respecto de esa artificiosidad es cómo se resuelve en la película la forma en que Ángel y Vergara consiguen que el jurado vea por fin las pruebas de baile de las que en principio había sido rechazada Victoria. Por suerte, cuando se abordan las relaciones de los dos jóvenes protagonistas, Ángel y Victoria (Abel Ayala y Miranda Bodenhofer) la película se supera y salva el obstáculo de la falta de credibilidad a base de intensidad y pasión a la hora de definir las relaciones de ambos.
Lo mejor de El baile de la Victoria está en esa historia de amor de los dos jóvenes y la forma en que se nos cuenta, impregnada de un fuerte lirismo, muy adecuadamente adscrita a lo que podríamos llamar realismo mágico. Los bailes de Victoria y toda la dramática historia que el personaje arrastra llegan a emocionarnos. El personaje de la chica está encarnado además con una gran convicción por la debutante Miranda Bodenhofer, que consigue con su actuación momentos realmente mágicos. Y el emotivo final de la película, pleno de vehemencia de sensibilidad, de poesía, de magia y de ensoñación, es de los que no se olvidan al salir del cine. Me parece notable el recurso de utilizar el cóndor como metáfora y los presentimientos que vemos que a Victoria le produce la fatídica presencia de ese ángel de la muerte. Como es un acierto también dejar abiertas las expectativas del personaje de Victoria con otra metáfora más, la del caballo/libertad que se va acercando en la lejanía aflorándole todas las incertidumbres de su traumático presente, pero también todas las posibilidades de un futuro, aunque marcado, dispuesto para ser vivido.
Quiero llamar la atención sobre la banda sonora, realmente emocionante, que en la parte que ilustra al personaje de Victoria, no es otra que la que en 1.983 escribiera Ryuichi Sakamoto para la obra maestra de Bernardo Bertolucci El cielo protector recompuesta aquí con gran acierto en clave sinfónica. He tenido que recordarla de memoria pues, por mucho que he buscado en los títulos de crédito y en informaciones en internet sobre el equipo técnico de la película, no he conseguido leerlo por ninguna parte y creo que es de justicia que se sepa.
Calificación: ***
P.D. Pongo como fondo musical el tema principal de El cielo protector (y de El baile de la Victoria), primero orquestado y luego tocado al piano por su autor, Ryuichi Sakamoto.

11 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo Scotty. "Mapa de los sonidos de Tokyo" de las tres seleccionadas era la más adecuada.
    Un saludo
    Arvikis

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  2. Pues sí, Arvikis, Mapa de los sonidos... hubiera sido una buena propuesta. La academia tendrá sus razones. Pero no parece que haya muchas posibilidades con ésta. Eso sin entrar en la saña y en las absolutamente desproporcionadas descalificaciones que estoy leyendo por ahí. Me deja perplejo tanta unanimidad en vapulear la película... y siempre con los argumentos recurrentes de la prensa y de los "opinadores" más reaccionarios:de paso, nos metemos con Gozález Sinde, con la Academia y con el cine español en general por estar subvencionado por "el de la ceja". Y lo pero es que estos tics de la caverna se están contagiando como una gripe A cualquiera. ¡Qué cruz!

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  3. Lamento disentir, Mapa de los sonidos de Tokyo es como poco una idea equivocada, cine vacío disfrado de cine de "qualité" y además aburrida como pocas que recuerdo en los últimos años.

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  4. Uy no puedo opinar esta vuelta, solo vi la de Almodovar asique cuando vea (si Dios quiere antes de las premiaciones de la Academia) El baile... y Mapa... pues vuelvo a comentar!!!
    Saludos.

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  5. Hola Scotty,
    Acabamos (Elisa y yo) de ver la película y estamos admirados de la historia que explica. Debe ser una gran novela la de Skarmeta. He encontrado tu página buscando la música de la película que me ha emocionado contínuamente. Gracias por invitar a tu página y te felicito por tu trabajo.
    Pepe

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  6. Amigo Scotty, a mi esta me parece aburrida y para nada debería representar nuestro cine, por mucho que el Señor Trueba tenga prestigio, crreo que la de Almodóvar hubiese sido mejor candidata. En cuanto a la de Coixet, a mi me parece sobrevalorada y fría.
    Saludos

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  7. Juan Angel, tu opinión de Mapa... es la más generalizada, por lo que, seguro, debe ser la más acertada. A mi me gusta mucho el cine de Coixet y es verdad que se pone tan solemne que puede parecer que hace "qualité", aparte de esteticismo. Creo que habla siempre de sentimientos y de muerte y lo hace con propiedad. El esteticismo es la consecuencia de proceder de la publicidad. A mi me gusta Mapa de los sonidos... como me gusta todo su cine.

    Saludos.

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  8. Pabela, espero tus opiniones sobre las dos. Siempre haces reflexiones muy interesantes sobre lo que ves. Las tengo muy en cuenta.

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  9. Pepe, un honor merecer tu felicitación por mis modestas y particulares opiniones. Reconforta leer que soy el único que se ha emocionado y ha buscado esa música. Y si al hacerlo tú, te ha traido a mi blog, espero que te quedes y lo visites a menudo.

    Saludos (tanbien a Elisa, de mi parte)

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  10. Crowley, de acuerdo en que debería de haber sido Almodóvar nuestro representante. Me temo que mis razones son más pragmáticas pues, la verdad, a mi Los abrazos rotos sí que me parece sobrevalorada. Tanto como subestimada está siendo la de Trueba que, si algo no me parece a mi, es aburrida. Lo que opinas de Mapa... es lo más generalizado. Como ves, Juan Angel Saez, más arriba, opina más o menos como tú.

    ¿Cómo va ese dossier sobre Haneke?

    Me paso por tu blog a ver...

    Un abrazo.

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  11. La voy a ver en la semana. Por Argentina no tuvo mucho difusion y la critica fue bastante floja.
    Saludos

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