30/8/09

Mapa de los sonidos de Tokio


El último tango en Tokio

Mapa de los sonidos de Tokio es tan Isabel Coixet que, de no llevar firma, se identificaría como suya sin demasiado esfuerzo. Es evidente que ésta directora catalana tiene personalidad propia y posee un universo particular en el que dar salida a una notoria sensibilidad para describir sentimientos y estados de ánimo. Y va depurando su técnica y su dominio del medio cinematográfico, lo que hace que sus películas tengan cada vez mejor acabado. Su capacidad para sacar de los actores los matices que sus diálogos no muestran, es evidente y el que tiene la suerte de trabajar con ella, aprovecha una oportunidad de oro para lucirse.

Que el discurso global de su filmografía sea el desamor, la soledad, la incomunicación, la pasión… la vida. Todo lo que de pronto lleva a sus personajes a enfrentarse con la muerte, siempre de forma inesperada o prematura, cuando no ambas cosas a la vez, no la hace reiterativa en sus constantes, pues en cada película aparece renovada y su discurso de fondo, inédito.

Su cosmopolitismo no es únicamente geográfico y va de un lugar a otro del planeta en busca de personajes a los que estudia y disecciona. Aquí hay un ramillete suculento de caracteres sutilmente definidos, aunque todos giren en torno a una muchacha japonesa, epicentro de la acción. No sabemos nada de su pasado, pero lo podemos intuir como conflictivo y doloroso, como se intuye también lo que cada personaje secundario oculta. El trabajo que le proponen y que acepta nos puede aclarar por dónde han ido los tiros de la existencia de ésta mucha de carácter enigmático. Pero todo va a cambiar cuando entabla comunicación (saliendo de un autismo evidente) con un barcelonés que posee una tienda de vinos en la ciudad, Tokio, y se abandona a los sentimientos en detrimento de su barrera protectora, de la soledad en la que esconde. La tragedia de varios personajes heridos como ella misma confluirá en su destino.
El erotismo es el motor que pone en marcha la salida del aislamiento y la incomunicación en que se protege el personaje y su encuentro con el español (encuentro provocado no precisamente con la intención de conquistarlo) la deja desarmada y a merced de unos acontecimientos que ya no puede, ni quiere, controlar. Sus encuentros clandestinos de pasión y sexo al ritmo de tangos y baladas no pueden tener otro final más consecuente que la tragedia.
En Mapa de los sonidos de Tokio, tan importante como los personajes es la propia ciudad, magníficamente retratada, casi siempre en sus paisajes nocturnos, de lluvia y de azules metálicos. Los actores, ya lo he dicho, están estupendos, pero es la muchacha protagonista la que consigue hechizarnos. Creo que es la chica que interpretaba el episodio japonés de Babel, de González Iñárritu, aunque no estoy muy seguro. No sé si en su país será muy reconocida, pero da la casualidad de que dos directores hispanos han logrado que el mundo entero la conozca y se enamore de ella.


Calificación: ***

28/8/09

Sweeney Tood

Empanadilla Tim Burton
Tim Burton, aprendida la lección tras rodar El planeta de los simios de que abandonar su particular universo deja en evidencia sus carencias para otro tipo de registros, vuelve con Sweeney Todd al paradigma y esencia de su cine, que es tan reconocible. A pesar de no ser una obra original, sino la adaptación de una leyenda que arrastra casi siglo y medio de existencia y que ha sido versionada más de una vez (tanto a la pantalla como a los escenarios), Sweeney Tood es Tim Burton cien por cien. Claro que su interpretación de la historia es muy libre y aporta novedades a la misma, más allá de que la filme en clave de musical.

Sweeney Tood es un musical extraño y desasosegante. Casa el folletín dickenskiano recreando sus ambientes y personajes (con especial mención al pequeño huérfano que cambia de amo y sobrevive –es un decir- a base de picaresca y adaptabilidad) remitiendo especialmente a Oliver Twist. También al drama decimonónico a lo Víctor Hugo (en el recuerdo, mientras vemos Sweeney Tood, está también Los miserables). Además hace guiños a tremebundas historias criminales del Londres de la época, y Jack el Destripador también viene a nuestro mente. El resultado es una empanada cinematográfica digna de las que cocina un personaje de la película, la señora Lovett, con ingredientes muy poco convencionales. La empanada a veces está exquisita y a veces empacha, según por donde se corte la ración. Me refiero a la película, claro, pues habría que probar las empanadas de la señora Lovett para opinar…

La película funciona eficazmente en la descripción y dibujo de los personajes y llegamos e entender y a creernos las reacciones a menudo exageradas, maniqueas y folletinescas de todos ellos y hay un golpe de efecto final que conmueve: el barbero diabólico de la calle Fleet acaba absorbido por la vorágine de su desmesurada ferocidad. Queda la esperanza de que de entre tanto fango y tanto detritus acabe floreciendo la pureza.


La cosa se estropea si somos puntillosos con la credibilidad y con la lógica de la historia. Cabos sueltos e incoherencias a porrillo: la más flagrante es la de atraer a la barbería a los personajes objeto de su venganza sin que éstos, juez y alguacil, desconfíen lo más mínimo del hecho sospechosísimo de que en el escenario donde cometieron sus felonías se vuelva a repetir la misma historia de un barbero idéntico al que ultrajaron. La narración, a veces, se hace reiterativa y los excesos visuales acaban reduciendo su impacto por repetitivos.

El resultado global es una buena película “de Tim Burton”, pero muy por debajo de cosas como Ed Wood o Sleepy Hollow. Mención aparte el estupendo trabajo de los actores, incluido Johnny Depp, un actor que a mí me parece que sobreactúa y que es demasiado aficionado a los disfraces y a los maquillajes, en los que se escuda muchas veces para componer sus personajes.
Calificación: ***

23/8/09

Entre tinieblas

El convento de las monjitas traviesas


"El haber revisado Entre tinieblas en una copia VHS procedente de una grabación televisiva más que pésima, puede influir en mi apreciación de que la película está bastante afectada por el paso de los años y que el Almodóvar que entonces provocaba estupor y carcajadas hoy aparece como un provocador un tanto superficial e inofensivo. Entre tinieblas es un producto típico de los primeros años ochenta, dónde la explosión de libertad y tolerancia tras la dictadura estaba en su grado máximo y donde en el Madrid de la llamada "movida madrileña" el director manchego era su máximo agitador. Almodóvar todavía no se había puesto trascendente y denso y sus provocaciones eran simples petardos con los que no iba, desde luego, a dinamitar convenciones ni a derribar tabúes, fueran éstos religiosos o sociales. Seguro que, de haberse rodado ahora, ésta película hubiera tenido algún roucovarela, algún juezdelolmo y algún que otro losantos para anatemizarla con la intransigencia que caracteriza hoy a los religiosos y a los conservadores.


Entre tinieblas me ahora parece tan kitsch y tan ingenua como las provocaciones de un chiquillo al que se le dice que sea bueno y responde: "caca, pedo, culo, pis". Y los mayores lo miran con indulgencia y le ríen sus gracietas de niño mimado. La congregación de religiosas de esta película, tan desorbitada y tan esperpéntica, está exenta de cualquier causticidad y, en el fondo, no hace ni cosquillas a ningún estamento de los que caricaturiza, religiosos y burgueses, ni de antes ni de ahora. Meras excusas para Almodóvar que desplegaba habitual metralla de ocurrencias petardas y mariquitas. Entre tinieblas es una cascada, un torrente, de sarasadas, muy graciosas, sí, pero absolutamente inocuas. A ver: quiero que no se me mal interprete y que no se me lea en clave despectiva a alguna postura. Sólo es constatar mi forma de haber percibido hoy esta película gracioseta. con diálogos ingeniosos (dentro del estilo que Almodóvar solía desplegar en aquella su primera etapa) en la que la provocación y el amaneramiento eran sus constantes. Diálogos y situaciones cuadran perfectamente con toda la iconografía gay que en 83 estaba de rabiosa actualidad.

Por otro lado, Entre tinieblas es quizás la película que mejor se ajusta al calificativo que se acabó dando a las actrices que repetían con el manchego: "chicas Almodóvar". Todas aquí son genuinamente almodovarianas, aunque creo que el término cuajó definitivamente con la sofisticada y bastante más graciosa Mujeres al borde de un ataque de nervios. Desde la madre superiora a la última de las novicias de esta peculiar congregación hablan y actúan con el marchamo de las genuinas chicas Almodóvar. Aunque encuentro algún que otro error de casting, como por ejemplo el de Cristina Sánchez, absolutamente insignificante. Visto lo que Marisa Paredes hizo después para el mismo director, es ésta actriz la que hubiera estado perfecta para el papel de la descarriada cantante. Lo hubiera hecho con mucha más solvencia y con el hechizo, necesario para convencernos de su capacidad para cautivar a tan particular congregación. Y resulta muy curioso comprobar que en esta película coral ya estaban casi todas -o todas- las actrices que después le darían grandes interpretaciones en papeles realmente importantes.
Y es aquí, me parece, donde Almodóvar inicia ese regusto suyo por subrayar con grandes boleros el tono fatalista y sufridor que infiere a sus personajes, potenciando su dramatismo también por la vía auditiva. Se repite como leit motiv el Encadenados, de Lucho Gatica, ideal complemento para la "encadenada" madre superiora.
Y una curiosidad: un año después Mary Carrillo haría una marquesa de caracterización muy similar, aunque nada graciosa y bastante más estremecedora, en la estupenda Los santos inocentes".

Calificación: **













22/8/09

Antichrist

Demonios en el Jardín

El siempre imprevisible Lars Von Trier vuelve al corazón de la polémica con Anticrist, película tan críptica y desconcertante como era de esperar de este cineasta que, junto con Michael Haneke, revitalizan con sus atrevidas propuestas ese cine tan decepcionantemente convencional que es la nota dominante de la producción actual. Cada película de estos apasionantes cineastas rompen esquemas y, más allá de los logros que consigan con sus propuestas, merecen el respeto y la atención del público. Muchas veces consiguen obras maestras.

Anticrist nada tiene que ver las anteriores películas de Von Trier como nada tiene que ver ninguna de sus películas con las demás. Para mi gusto, es inferior a Europa, Bailar en la oscuridad, Rompiendo las olas, Dogville o Manderlay, que son las que es visto (¿es toda su filmografía?, no estoy seguro), pero desde luego es infinitamente más interesante que la media de lo que se puede ver en las pantallas en éste momento. Como de costumbre, uno no sabe qué postura tomar ante unas imágenes que te desconciertan y cuya lectura está abierta a diferentes interpretaciones… o a ninguna, si no logras entrar en sus propuestas. Como mínimo te impactan y te hacen pensar buscando respuestas. Tienen el plus añadido de la osadía visual y de la crudeza de las imágenes, aunque tampoco es para tanto y no comprendo la polémica que ha suscitado desde su pase por el festival de Cannes. A éstas alturas rasgándonos las vestiduras escandalizados por tan poco.

Desde luego, y me parece estupendo, Von Trier se arriesga y sin ningún complejo se lanza a hablarnos desde la metáfora nada menos que de la Naturaleza Universal. Entendámosno: la Naturaleza Total y con mayúsculas. La Naturaleza Galáctica (Willen Dafoe mirando a las estrellas y lamentándose de que no hayan galaxias con el nombre de Dolor o Sufrimiento); desde la Naturaleza Humana (siguen las mayúsculas), condensada en dos únicos personajes sobrepasados por un acontecimiento traumático para ambos y que la mujer es incapaz de superar.

A partir de ahí, el sufrimiento, la ansiedad, la angustia más allá de la metáfora en imágenes terriblemente hermosas y en ocasiones terroríficas. El cosmos, la Naturaleza Total manifestándose hostil incluso desde dentro de lo humano. ¿El anticristo dentro de nosotros? ¿Gestado por nosotros? Atención a imágenes claves como la cara del pequeño al sorprender a sus padres en la intimidad, o al descubrimento de la cierva en el bosque y a su inesperado cargamento.

La película, para mi gusto, flaquea justo cuando las imágenes quieren ser realistas, siendo precisamente las menos convincentes. La agresión que sufre el personaje masculino y toda su peripecia posterior es la parte más decepcionante El acabado visual de Antichrist es realmente sugestivo, con una fotografía impactante. La música de Haendel tiene mucho que ver con el escalofrío que, al menos a mí, nos recorre en alguna ocasión. Significativamente, la película está dedicada a Andrei Tarkowski

Calificación: ***

18/8/09

Up

Viaje en globos: una odisea en el espacio

La era de los dibujos animados, de la animación (ya no se puede hablar únicamente de dibujos)dio un importante giro a partir Toy Story y con Wall-E alcanzó la plenitud al trascender las leyes del género. Lo elevó al nivel del cine hecho “para mayores” con personajes "reales" en su concepción, con una historia que, sin dejar de utilizar el humor habitual en la animación clásica, se dirigía a la mentalidad adulta lanzando al aire reflexiones y utilizando códigos narrativos de altura. El cine de la Factoría Disney (el cine de animación en general, hasta hace muy poco una especie de anexo) evoluciona y busca ser reconocido como Cine sin más. Los ortodoxos y los puristas tienen que ir pensando en no hacer distinciones de géneros y hablarse simplemete de Cine. Ya debería reflejarse en los emblemáticos premios óscar. Va dejando de tener sentido lo de hacer apartados de cine, y cine de animación.

Todo esto viene a cuento después de ver Up, la confirmación de la madurez del género. También la plenitud evolutiva de la semilla que sembró, germinó e hizo crecer aquél hombre que empezó haciendo dibujitos sobre una servilleta de papel en un restaurante y que se llamó Walt Disney.



Up es una maravilla visual y una obra de arte a la que el tiempo convertirá en un clásico. Nada que ver con la serie Ice age. yFui a ver la última de la serie y a la media hora abandoné la sala al n o poder seguir aguantando tanta simpleza y tantos lugares comunes en el género.

Up cuenta una historia tan compleja y oscura como la de una película de Tim Burton. El director de Eduardo Manostijeras seguramente hubiera rodado éste guión muy gustoso. No hay que confundirse con la aparente “alegría”, ni con la luminosidad visual, ni con el colorido, de Up; tampoco con las constantes notas humorísticas – tocadas con sordina- que nos hacen sonreír con la boca ladeada al provocarnos más de un rictus. Up es una película que cuenta una historia pesimista y triste, en un envoltorio colorista y simpático.
La primera media hora es sencillamente genial. El inicio, apogeo y declive de la vida
-plena de un amor imbatible e inquebrantable- de éste entrañable anciano y de su esposa, está contado con una concisión y un ritmo modélico. Se trata de ponernos en antecedentes, lo más pronto y eficazmente posible, de la felicidad vivida por el personaje a lo largo de su vida activa y de llevarnos al contraste de su verdadera aventura, la que comienza cuando abre la puerta de su casa una mañana y se ve rodeado de excavadoras, obreros y constructores especuladores. Lo siguiente es lo más natural que puede ocurrirle a alguien con semejante concepto de vida: el anciano coge su casa y (qué mágico es el Cine), literalmente, se la lleva volando al lugar que siempre soñó. Los espectadores participamos por activa en el viaje en globos de éste anciano decepcionado del mundo, y del niño de optimismo inquebrantable que se le cuela como polizón para hacerle reaccionar de su autismo. La aventura posterior hará que el primero vaya recuperando la luminosidad que su vida ha perdido. Lo consigue, de forma paradójica, al adentrase, cual marinero Marlow, hasta el corazón de las tinieblas para encontrar a su particular coronel
Kurt, en la negrura imprevista del luminoso mundo que deseó vivir.

Up cuenta una historia adulta y triste en una envoltura aparentemente infantil y divertida. No pierde de vista al público menudo o juvenil, pero en el fondo está narrada intentando que éste público piense, y con la vista puesta en que lo hagan principalmente sus padres.

Calificación: ****

15/8/09

Enemigos públicos

Asesinos natos

En años de gran depresión económica como los actuales, era algo cantado que el cine volviera su mirada a los años veinte y al cine gangsteril. La veda la abre Michael Mann con una nueva vuelta de tuerca a uno de los personajes más emblemáticos de la crónica negra de la época y aquí tenemos a John Dillinger, acompañado de su famosa banda de atracadores con Baby Face Nelson y Pretty Boy Floyd a la cabeza. Es de suponer que todavía veamos nuevas versiones de Bonnie y Clyde, Al Capone, Ma Baker, etc., más, en tiempos de remakes como los actuales. Bienvenidos si consiguen la calidad de Enemigos públicos, para mí, la mejor película de Michael Mann hasta la fecha.

Quede claro que Mann no está a la altura de John Milius y de su vibrante Dillinger de 1973, con Warren Oates y Ben Johnson; menos aun del Arthur Penn de Bonnie y Clyde o del Nicholas Ray de Gun Crazy (El demonio de las armas), obviamente éstas sobre los atracadores Clyde Barrow y Bonnie Párker. Desconozco otra versión sobre el caso Dillinger que se rodó en 1945 por un tal Max Nosseck con guión del siempre garante Philip Yordan.

Pero los méritos de Enemigos públicos son los suficientes como para sentirnos muy satisfechos de haber acudido al cine. Mann evita en lo posible el maniqueísmo y la excesiva atención del cine actual a la espectacularidad de la puesta en escena, generalmente escasa de contenido cuando no vacía. Aquí tenemos a todos y cada uno de los personajes perfectamente dibujados y delimitados. Vivos siempre y todos entendibles en sus motivaciones, actitudes y decisiones. Como fondo una impecable ambientación que no estropea ni el color ni la fotografía (excesivamente protagonistas en el cine que se hace ahora), ambos elementos inteligentemente utilizados y fundamentales para un acabado estético acorde con el tipo de cine que recrea y la época en que se realizaba.

Y hay un equipo de actores sensacionales. Johnny Depp consigue una interpretación complejísima y matizada hasta el punto de que nos pongamos de parte de su personaje, tal como consiguió el propio Dillinger con el pueblo americano en general, que acabó valorándolo como a una especie de Robin Hood pues entendían que esquilmaba a los ricos (a los bancos) y respetaba al pueblo llano en momentos en que éste las pasaba canutas en lo económico.

Y hay una historia de amor que alcanza rasgos sublimes gracias no sólo al guión y la buena dirección de actores, sino también a los logros de los propios protagonistas, un Johnny Depp y una Marion Cotillard que echan chispas cuando comparten pantalla, y cuando no, también.

Estupenda película que tendrá alguna nominación a los próximos óscar sin duda ninguna.
Calificación: ***

14/8/09

Encadenados

Morir por amar

Amigos, si algunos de los que leeis el blog no habéis visto la obra maestra de Alfred Hitchcock Encadenados (Notorius!), desde ya os recomiendo buscarla y disfrutarla. Los mismo vale para quienes habiéndola visto hace ya algún tiempo, la recuerdan difusa, algo realmente difícil pues esta fascinante película es inolvidable. Aprovechando que se proyecta un ciclo del maestro del suspense en la Sede de la Universidad de mi ciudad (Alicante ¿lo he dicho ya antes?, seguro que sí), acudí a verla raudo pues, de entre las incontables obras maestras de aquél señor gordito que martirizaba a toda rubia que se atreviera a rodar con él, Encadenados está en uno de los primeros puestos de mis preferidas. Vista ahora está tan fresca y seductora como lo estuviera en el año de su estreno.

Hichcock solía decir que siempre se servía de un pretexto (macguffin lo llamaba) para desarrollar agusto cuestiones laterales de la trama central. Aquí se trata de desenmascarar a una organización nazi asentada en Río de Janeiro tras la desbandada obligada al acabar la segunda guerra mundial. El Servicio de Inteligencia americano se empeña en introducir a una espía en el corazón de la organización y la mucha elegida, una Ingrid Berman sublime y muy bella, ha de sacrificarse sin concesiones a cambio de una contraprestación del gobierno americano que voy a obviar. Con todo, donde más atención se pone es describir una maravillosa historia de amor entre esa muchacha y el agente encargado de velar por su seguridad en la sombra, un Cary Grant tan seductor como era capaz de serlo en los años cuarenta en cualquier película que interviniera.

Encadenados combina de forma magistral, insuperable, aventura, drama, amor fou (o casi), historia, intriga y suspense. Mucho suspense. El suspense está en todas y cada una de las secuencias alcanzando el paroxismo en momentos como la fiesta del grupo nazi en las que Bergman y Grant tienen que encontrar algo -que no saben qué es-, en la bodega del sótano de la casa y, sobretodo en el tramo final en el que una Ingrid Bergman secuestrada en su propia casa tiene que escapar en los últimos momentos de una muerte a le que ha sido sentenciada por su propia “familia”.

Es muy difícil describir la sutileza y la elegancia con que vamos siendo atrapados por la historia que se nos cuenta, la maestría con que Hitchcock nos conduce por los meandros de la intriga, el miedo, el suspense... que llega a cortarnos la respiración y hacernos exclamar interjecciones que se nos escapan sin darnos cuentas de tanto que logra involucrarnos en esta tremenda aventura de dos enamorados. Porque en el fondo, Encadenados es un historia de amor sublime pese a que ésta cuestión es realmente secundaria en el guión.
Citar momentos estelares en ésta impresionante película es tarea ardua pues toda ella es un momento estelar en la que todos están en estado de gracia, desde los actores al equipo técnico (la fotografía de Ted Tetzlaff, director de la insólita y hichcockiana película La ventana (1.949), de la que hablaré un día de éstos, es clave para recrear todo el insoportable suspense de Encadenados) o quizás es un director en estado de santidad el que contagia y provoca esa cualidad a un equipo de notables profesionales que sólo necesitaban ser espoleados por un genio,el gran Alfred Hitchcock. Una pelicula cuya visión es imprescindible para todo aficionado.
Calificación: *****

12/8/09

Savage Grace

Queridísimo hijo

Creo que una película tan atípica como Savage Grace merece la atención del cinéfilo español, pese a que, vaya por delante, su interés estrictamente cinematográfico es irrelevante. Irrelevante no es despreciable y, pese a que resulte notoriamente fallida, ofrece algun puntos de interés.

Estamos ante una coproducción entre Reino Unido/Alemania/España y su director e intérprete principal son estadounidenses. Y la protagonista no es cualquiera: nada menos que Julianne Moore, para el que esto escribe, nada dado a las mitificaciones, una de las pocas intérpretes que por sí mismas incitan a ver una película. No sólo Julianne Moore me mueve a priori a visionarla, además, varios de sus protagonistas principales son españoles. El argumento resulta también muy atrayente y pica la curiosidad comprobar qué se ha hecho con un caso real que conmocionó a la Europa post mayo del 68. Aquí, la máxima “haz el amor y no la guerra” es llevada hasta extremos realmente perturbadores. Incluso para años tan aperturistas como aquéllos.

Libertad sexual, incesto, homosexualidad y crimen son demasiados ingredientes para un cóctel que necesitaba como barman a un auténtico maestro de las medidas y ni siquiera con la base de que lo que vemos es algo que de verdad ocurrió, acabamos de creérnoslo del todo. Por aquellos años un director francés escandalizaba con una película que también abordaba el incesto. Louis Malle firmó la –ésta sí- perturbadora El soplo en el corazón donde una madre iniciaba en el sexo a su propio hijo adolescente. Hoy, el caso real que nos cuenta Savage Grace necesitaba algo más que que quedarse en la mera ilustración.

Pese a estar narrada con elegancia y contención, Savage Grace no llega a apasionar y en más de una ocasión se hace redundante y monótona. El trabajo de Julianne Moore es lo que eleva a la película de una medianía general decepcionante y, como decía, para nosotros los españoles queda un interés añadido: ver a Belén Rueda en un papel de burguesa anodina que no aportará nada a su carrera por mucho que se codee con Julianne Moore; ver a Unax Ugalde de “hippy” abierto a
todas las experiencias de rigor en la época -sexo indiscriminado, drogas…- con la pinta típica y tópica del español de postal; ver a Elena Anaya birlando el marido a Julianne Moore… Y ver el Cadaqués de aquéllos años, nido y refugio de bohemios y artistas, sin que se haga referencia alguna (¡…!) al gran bohemio y gran artista del momento en dicho puerto, nada menos que el grandísimo Salvador Dalí.

Calificación:
*

11/8/09

Eskalofrío

Photofobia

Eskalofrío (atención a esa “k”, reveladora de a qué público se quiere atraer) es una decepcionante película de terror cuyo mayor fallo es, como casi siempre, lo poco elaborado de un guión que no atiende debidamente a la lógica de lo que va aconteciendo. Y eso que está firmado por cuatro o cinco guionistas entre los que se encuentra, además del director, el crítico de Fotogramas Antonio Trashorras. No tenía que ser una garantía, desde luego, ya que las
críticas de Fotogramas son de lo más insustancial -las del Sr. Trashorras, a la cabeza-. Lo que empieza prometiendo una más que sugerente historia de hombres lobo o “seres de la noche” (es lo que se intuye) deriva en una vulgar historia criminal con leves ínfulas sobrenaturales que se diluyen en la nada. Para colmo, tampoco funciona en su lectura realista por culpa de arbitrariedades de guión no justificadas o directamente estúpidas. Veamos: hay un “ser” en un bosque que resulta que lleva años desaparecido, pero que está igualito que el día que dejaron de verlo en cuanto a edad; un pueblecito de 300 habitantes perdido en las espesuras de una cordillera umbría e impenetrable, tiene a unos pasos un orfanato de niños desquiciados, que está “a tope”… No sigo, para que no se me acuse de destripar el argumento, si es que no lo he hecho ya.

La película acaba fracasando por culpa, no ya de las arbitrariedades que acumula, si no principalmente porque quiere nadar entre las aguas del fantástico en una historia que acaba siendo eminentemente realista. Y decepciona porque no es ni una cosa ni la otra y si queremos buscar algo positivo lo encontraremos en secuencias aisladas que consiguen cierto clima, pero que hay que mirarlas sin juzgarlas en su conjunto. La falta de presupuesto y la insignificancia de casi todo el grupo actoral no ayudan a evaluar de forma positiva ésta decepcionante película de la que podía haberse esperado bastante más al estar firmada por Isidro Ortiz, el de Fausto 5.0, responsable además de una estimable tv movie basada en un hecho real acontecido en Barcelona hace muy pocos años, y que se llama El asesino del parking, con un estupendo Fele Martínez.

Calificación: *

10/8/09

En un mundo libre...

Esclavos de la globalización

Cada película de Ken Loach se convierte en un acontecimiento para el aficionado al cine (sus películas contienen contundentes mensajes servidos con escueta y pura caligrafía fílmica), pero especialmente para el interesado en el cine social y político a la europea. A la europea, pues no sólo se ocupa de los problemas que atenazan a la ciudadanía británica, su país, si no que su dedo acusador apunta en todas las direcciones del mapa del viejo continente, convertido en las últimas décadas en el nuevo El Dorado al que acuden en oleada tantas y tantas desesperadas víctimas de la globalización y del libre comercio en busca de su lugar en el sol. Muchos, demasiados, se quedan helados bajo tanto frío social y político y la miseria y la explotación en la tierra de acogida son sus únicos logros. La crisis económica actual no hace si no ahogarlos todavía más con la enésima vuelta de tuerca a su indefensión y vulnerabilidad.

En En un mundo libre… asistimos a la conversión de una potencial víctima del capitalismo feroz y de la libre empresa (una empleada británica víctima de las condiciones laborales de precariedad y explotación que, respaldados por la ley, dan carta blanca a empresarios y contratadores para utilizar a los trabajadores como mera mercancía) que se decide a cambiar de bando y, parafraseando a Groucho, apuntarse a la parte contratante de la primera parte. Aprovechando sus conocimientos sobre los tejemanejes en las contrataciones fraudulentas de inmigrantes, decide ser ella misma la que contrate clandestinamente a estos trabajadores y reclutarlos para empresarios poco escrupulosos con la legalidad. Tendrá que sortear más de un obstáculo y se llevará por delante principios y ética y pondrá en peligro su integridad y la de su familia, pero en un mundo libre donde impera la ley del más fuerte, no la va a detener ni el amor a la familia ni el culto a la amistad. Está convencida de que en un mundo libre el triunfo social y el dinero es lo primero. Por desgracia muchos podemos creer que tiene razón.

El dúo Paul Laverty guionista, y Ken Loach director, vuelven a impresionarnos con su enorme capacidad para ponernos ante el espejo de la sociedad en que vivimos y para hacernos pensar que nosotros formamos parte de ella, bien como parte activa o bien como parte pasiva, pero que ahí estamos y que después de vernos reflejados, allá nosotros. Despojando la narración de cualquier concesión al sentimentalismo, retratando la realidad desnuda de todo artificio, sin encuadres idealistas o embellecedores, convenciéndonos de que las cosas son así, como las enseña porque así son como las vemos una vez salimos del cine y miramos a nuestro alrededor.

Habrá quien pueda tachar -
-de hecho lo hacen- a éste irrepetible dúo de cineastas de panfletarios, comunistas, parciales, etc.…, pero evidentemente cualquiera puede intuir de dónde pueden venir las críticas en este sentido. La capacidad para hacer un cine de características sociales y de denuncia con un potentísimo estilo narrativo conciso y directo como un puñetazo al estómago. Es la marca de la casa Paul Laverty/Ken Loach, dos cineastas
únicos, necesarios e imprescindibles en la cinematografía europea y en la cinematografía mundial.

Calificación: ***

1/8/09

Mi vida en ruinas

Alegres vacaciones
Cuando escribo ésta entrada aun no se ha estrenado comercialmente Mi vida en ruinas, ya que lo hará el día 7 de agosto en toda España. Pero la película se proyectó anteayer, 30 de Julio, en Alicante. Es así porque el rodaje de la misma se llevó a cabo -en más de un cincuenta por ciento- en esta ciudad; en sus calles, en ciertos establecimientos, en los estudios Ciudad de la Luz y en bastantes localizaciones de la provincia. Fue un preestreno sin demasiado glamur pese a la presencia de parte del equipo técnico y de dos de sus intérpretes secundarias, las españolas María Adánez y María Botto. Por allí andaban también rostros muy conocidos como los de Goya Toledo o Mónica Cruz, pero no parece que el conjunto levantara demasiada expectación. El hecho que vaya siendo cotidiano prestrenar en Alicante casi todo lo que por aquí se rueda (con el boato inherente) quita parte del interés popular por acudir a ver rostros famosos a la entrada o salida del cine Navas, sede las proyecciones. Quizás hubiera hecho falta la presencia de los protagonistas, el antaño famosísimo Richard Dreyfuss y la greco-americana, Nia Vardalos, verdaderamente popular con una sola película, Mi gran boda griega, de la que Mi vida en ruinas puede considerarse una continuación.
Donald Petrie (director) y Nía Vardalos, se quedan así tras visonar en el monitor la toma que acaban de rodar.

La película da justamente lo que pretendía ofrecer y se esperaba de ella: las nuevas aventuras de Toula, el personaje de Nía Vardalos, que, pasado un tiempo desde su divorcio, se pone a trabajar de guía turístico en Grecia, su país de origen. Allí volverá a encontrar de nuevo la ilusión en la persona de un compañero de trabajo, en principio absolutamente antagónico, que le hará recupera el interés por el sexo y las relaciones de pareja. Ese recorrido personal es paralelo a las variopintas aventuras del grupo de turistas que lleva a su cargo y que, como no podía ser de otra forma, nos hacen visitar las ruinas de la antigua Grecia dando de paso un repaso amable, con ciertos toques sentimentales y positivistas, a lo que se considera lo genuinamente griego en cuanto a su forma de ser y costumbres. Los personajes principales están correctamente definidos y Nía Vardalos encantadora, tal y como ella demostró ser en persona durante las semanas de rodaje que pasó en España, algo que un servidor tuvo el placer de comprobar.

Por supuesto abundan en la película todos los tópicos habidos y por haber sobre Grecia, y la visión amable y descafeinada que se hace de las gentes y sus costumbres se hace con verdero respeto y gran encanto lo que se acompaña con luminosas y espectaculares vistas de las costas griegas que… ¡han sido rodadas en Alicante! Las escenas que transcurren en las ruinas de la Grecia antigua claro que son rodadas allí, pero no el resto de los paisajes que son alicantinos, pero que, como podemos comprobar, son absolutamente intercambiables con los griegos a lo que ayuda muchísimo un trabajo de ambientación realmente logrado.

Llama la atención que se pretenda atraer al público estableciendo un sutil paralelismo con las exitosa Mamma Mía! de la pasa temporada, patente en la elaboración del cartel de la película. Pero que nadie se lleve a engaño pese a que, después de todo, el espíritu y la visión que de Grecia ofrecen ambas películas es muy parecido, como parecida es la elaboración visual (paisajística y humana) del país en ambas.

















En definitiva, una película intrascendente pero que se ve con agrado. Y no es descabellado que llegue a ser un éxito de público notable por la simpatía del conjunto y la belleza y luminosidad de la fotografía que retrata un paisaje alicantino... auténticamente griego.

Calificación: *