La amante que vestía de negro
Jeanne Moreau fue en los años 50 y 60 la actriz por autonomasia del cine francés desde donde se proyectó al mundo como la Bette Davis europea. Una ocurrencia publicitaria no muy afortunada ya que la Moreau no necesitaba ninguna muletilla para que todo el mundo pudiera ver en sus interpretaciones a una de las mejores actrices de carácter del cine mundial.
Nacida en París en el año 1928, a los 19 años ya formaba parte del elenco de La Comedia Francesa, consiguiendo ser el miembro más joven admitido en toda su historia.
Pero donde verdaderamente estaba su destino, y el desarrollo de su gran carrera como actriz, era el cine, pese a que en el teatro llegó a hacer grandes obras que la confirmaron como la gran actriz polivalente que era. La gata sobre el tejado de cinc (Tenesse Williams), Pigmalión (George Bernard Saw) o La máquina infernal (Jean Cocteau) entre otras, así lo atestiguan.
Llegó incluso a cantar y grabar varios discos, llegando a actuar junto a Frank Sinatra en el Carnegie Hall. Era en el año 1984, cuando ya su belleza, extraña y poco corriente para aquellos años, empezaba declinar y sus inquietudes miraban hacia otros campos del arte.
Antes, entre 1976 y 1979, dirigió incluso dos películas, El adolescente, con Simone Sgnoret y guión propio, y un documental sobre la estrella del cine mudo Lilian Gish.
Su filmografía tuvo los mejores años entre los cincuenta y los sesenta, donde intervino en películas de Louis Malle (Ascensor para el cadalso). Luis Buñuel (Diario de una camarera). Michelangelo Antonioni (La noche).
Christian Jaque (Viva María, junto a Brigitte Bardot) y el gran hito de su carrera, Jules y Jim (Françoise Truffaut).
Otros directores en su filmografía fueron Jacques Demy, Roger Vadim, Orson Welles (en la impresionante El proceso, sobre la obra de Kafka y Campanadas a medianoche, sobre Shakespeare), Elia Kazan, Win Wenders o Peter Book.
Posteriormente intervendría en películas de Fasbinder (Querelle), Jean Jacques Annaud (El amante) y en televisión interpretó junto a Catherine Z–Jones, la TV Movie Catalina la Grande.
Jeanne Moreau conformó un personaje-tipo con el que se hizo famosa, el de la mujer dura, apasionada, la mujer capaz de llegar al crimen, si es necesario, para la consecución de sus metas, pero impregnado todo de una fuerte dosis de intelectualismo.
En este sentido recordar como paradigma de su personalidad cinematográfica su personaje en La novia vestía de negro, de Françoise Truffaut. Fue musa de la Nouvelle Vague y trabajó con todos sus directores.
La pelicula que más hizo por ella, la que la instaló definitivamente en ese registro de mujer fatal, especie de viuda negra a la francesa, fue Los amantes, de Louis Malle. Los amantes recreaba una historia, trasunto de la Madame Bovary flaubertiana.
Solo que, en vez de ser la víctima de una moral oficial represora, como le ocurría a su modelo, disfrutó de todas las manzanas con la que fue tentada tras la fuga del hogar, lo que hizo escandalizar a la sociedad más reaccionaria del momento, pero consiguiendo unas valoraciones críticas entusiastas.
En Diálogo de Carmelitas hizo de monja que acaba guillotinada junto a, entre otras, Alida Valli.
Inmediatamente después interpreto una versión actualizada de Las amistades peligrosas, dirigida por Roger Vadim donde fue una Juliette de Mertheuil tan malévola como ella sola podía serlo en el cine francés de entonces. Tuvieron que pasar muchos años para que llegara Glenn Close a poner en entredicho su perfidia.
Con Joseph Losey interpretó a Eva, una especie de mantis religiosa, basada en una novela negra de James Adley Chase.
Incluso se atrevió a emular a Greta Garbo rodando una nueva versión de Mata Hari que, lamentablemente, se encuentra entre sus trabajos menos afortunados.
En España la recordaremos siempre por breve pero intenso papel de Doll, una prostituta en la obra maestra de del cine español, rodada por Orson Welles, Campanadas a medianoche, versión más o menos libre que se inspiraba el Falstaff shakesperiano interpretado por el propio director.
En su vida privada, bastante ajetreada sentimentalmente, estuvo emparejada, o casada en algunos casos, con personalidades como Lee Marvin, William Friedkin, Toni Richardson, Pierre Cardin o Louis Malle.
Pese a su edad, sigue activísima rodando películas o series que, por desgracia, no tenemos la suerte de ver en nuestro país debido a la extraña política de distribución europea que ignora sus propias obras y se vuelca en todo lo que produzca el cine americano, tenga la calidad que tenga.
Jeanne Moreau es uno de los pilares del cine francés, europeo, mundial, que estará siempre en nuestra mitología particular entre las más grandes.
Como todavía sigue dando guerra, no perdemos las esperanzas de que nos vuelva a cautivar con una gran interpretación a pesar de ser ya casi octogenaria. Te queremos, Jeanne.
Hola, Scotty.
ResponderEliminarHas hecho un repaso realmente exhaustivo de la gran Moreau. Si acaso añadiría el que fue su primer rol de envergadura: "La reina Margot" (Jean Dréville, 1954).
Jeanne Moreau tiene una de esas voces que recomiendan encarecidamente el visionado en V.O. (la doblen como la doblen, nunca será lo mismo). Y deslumbra sin tener una belleza a priori tan llamativa como algunas coetáneas (Simone Signoret, Anouk Aimée, Brigitte Bardot…).
Sus películas que más me gustan son las que hizo con Louis Malle a finales de los 50: "Los amantes" (inolvidable haciendo el amor sin quitarse su collar de perlas), y sobre todo el magistral thriller "Ascensor para el cadalso", lleno de tensión, melancolía y fatalidad.
El momento de "Jules y Jim" donde canta Le tourbillon es uno de los vídeos que más veces pongo en Youtube.
Para animar a quienes no la conozcan, diré que Orson Welles la calificó como la mejor actriz del mundo, y que Luis Buñuel (tras dirigirla en "Diario de una camarera") dijo haber aprendido de ella cosas que no sospechaba sobre su personaje. Ahí es nada.
De los últimos años destacaría su participación en "El tiempo que queda" (François Ozon, 2005), en la que interpretaba a la abuela del moribundo protagonista. Esperemos que aún "le quede tiempo" para seguir fascinándonos.
Siempre asocio esta actriz con la modernidad del cine. Su presencia en películas de las nuevas olas o su interpretación desdramatizada, ausente, deben ser las culpables.
ResponderEliminarSaludos!
Una de las fotos en b&n que has puesto pertenece a La Bahía de los Angeles, de Jacques Demy. Allí una Moreau rubia y completamente adicta al juego, encandila a un empleaducho en un casino de Niza.
ResponderEliminarGracias por traer a mi memoria esa peli del director que filmó Las Señoritas de Rochefort (la primera de mi top five cinéfilo).
Eso sí, Scotty.
Sigo sin perdonarte que en el final de estas dedicadas semblanzas a estas mujeres que amamos, metas las menos favorecedoras fotos de su vejez.
Abrazo.
No he visto ninguna salvo "Campanadas a medianoche" pero desde luego no me parece normal que la quisieran comparar con Bette Davies. No se parecen en nada.
ResponderEliminarUna actriz impresionante e inigualable, capaz de convertir cualquier pequeño papel, en el más sugerente de una película.
ResponderEliminarCierto lo que dicen por aquí, siempre mucho mejor en su versión original!!!
Álvaro, seguro que de haberlo hecho tú, el repaso sería abrumador, que ya nos conocemos, jajaj!. De todos modos, lo mío es necesariamente epidérmico, más que nada por el trabajo que supone esa exhaustividad que (gracias por tu generosidad al valorarlo así) yo no pongo en mis comentarios. Tú añades cantdad de cosas que yo he dejado en el tintero, por el motivo antes dicho, y las que quedan por añadir
ResponderEliminarEfectivamente, Buñuel dijo eso de La Moreau, pero añadió más: dijo (más o menos) que cuando veía las escenas rodadas en la pantalla, descubría en los personajes aspectos inéditos que ni siquiera a él se le habían pasado por la cabeza.
Si el tiempo me lo permite y puedo seguir alimentando el blog con una regularidad razonable (cada día me veo más apurado para atenderlo, nos acercaremos a tus "adoradas actrices francesas" y a sus actores. Sabes que compartimo esa debilidad.
Un abrazo.
ethan, efectivamente, Jeanne Moreau es icono ineludible en eso que llamas la modernidad del cine: esa modernidad empezó con el Free Cinema y, más aun, con la Nouvelle Vague. Decir Nouvelle Vague es decir no solo Truffaut, Romher, Goddard, etc. Tambien los actores cuentan igual y de entre ellos, Jeanne Moreau es la primera en representarlos.
ResponderEliminarSaludos.
Efectivamente, Pablot, esa foto de la Moreau rubia paseando por Niza junto al actor Claude Mann es de La bahía de los ángeles, una atípica película de Jacques Demy, un director algo olvidado que necesita una revisón urgente del aficionado una campaña reivindicativa de la prensa especializada.
ResponderEliminar<un saludo.
Ah, Pablot, siento mucho amargarte el post de los actores con ese par de fotos del final. Es lógico: creo que es una sacudida a nuestros recuerdos que nos hace ver la caducidad de lo que es real y la eterna perdurabilidad de lo que el cine le atrapa a la vida. Esa es la gran magia del cine.
ResponderEliminarMarcos, Campanadas a medianoche es un peliculón. Pero para conecer a Jeanne Moreau te recomiendo que busques algunas de esas grandes películas que más arriba se citan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Luis M. La voz de la Moreau era el cincuenta por ciento de su interpretación. Lástima que la versión original solo se pueda ver en tan pocas ocasiones.
ResponderEliminarDe acuerdo conytigo y con Álvaro.
Saludos...
Se les olvidó "Les Valseuses "
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