Ann-Margret
La ingenua explosiva
Otro de mis mitos particulares es la espectacular Ann-Margret de los años 60. Esta canadiense de origen sueco adoptada por Hollywood desde muy jovencita tuvo una carrera fulgurante que, no obstante, no terminó de cuajar acorde con las expectativas que provocó en un principio. Apagados los encantos -más que notorios- de su primera juventud, su carrera fue decayendo.
En su recta final hubo amagos de reinserción a un cine más comprometido del que hizo hasta entonces, y en una imprevista actuación en la dramática Conocimiento carnal, de Mike Nichols, consiguió una nominación al óscar. Su carrera pareció dar un cambio de rumbo y la pudimos ver en más de una película dramática, pero no fue demasiado lejos por ese camino.
Por tanto, su carrera habría que valorarla principalmente por su etapa de sex-simbol. Su debut fue en un interesante remake que Frank Capra hizo de una anterior película suya . Sus compañeros de reparto fueron dos grandes del cine: nada menos que Bette Davis y Glenn Ford, aunque los dos iniciaban ya el declive de sus respectivas carreras. La película fue Un gangster para un milagro. Margret era muy jovencita, apenas una niña, y hacía de una muchachita que se educaba en un exclusivo colegio inglés, que le pagaba una madre supuestamente millonaria. En realidad su mamá era una mendiga de Nueva York que atesoraba sus limosnas para sufragar la buena educación de la chica, ignorante de la verdadera situación de su progenitora. La mendiga era una insólita Bette Davis. Nada hacía prever en su debut la bomba de erotismo y vitalidad en que estaba a punto de estallar y... la bomba estalló en su siguiente película, Un beso para Birdie. En ella bailaba junto a un soso y atolondrado Dick Van Dike, el de Mary Poppins y Chitty Chitty, ¡Bang Bang!, al que se comía vivo ante las cámaras. En vista del potencial erótico/moderno/juvenil de la muchachita, se la emparejó a continuación nada menos que con Elvis Presley en ¡Viva las Vegas! Se habló de romance entre la pareja -para gran disgusto de la entonces esposa del rey del rock, Priscila-, aunque parece ser que todo fue un montaje para promocionar la película. Antes de intentar suerte en el cine dramático, tuvo tiempo de recorrer Madrid buscando ligue (o pareja), en otro remake. Esta vez es Jean Negulesco quien repite dirección de un guión de una película suya anterior. Se trata de Tres monedas en la fuente/Creemos en el amor (tuvo dos títulos diferentes en España) que, ahora, se llamará En busca del amor. La primera versión transcurría en Roma y la segunda, como ya he dicho, en Madrid. De su filmografía cabe destacar también, Tommy, ópera rock del histriónico Kenn Russell (mira que está olvidado hoy este director), por la que obtuvo su segunda nominación al óscar. A la medida que fue sumando años, su estrella se fue apagando y su última actuación, que yo sepa, fue hace muy poquitos años en una película para mayor lucimiento de Jennifer Aniston titulada Separados.
Su sex-appeal, su vitalidad y su perturbadora carnalidad, quedaron atrapados en el celuloide para deleite y regocijo de generaciones actuales y venideras.
Que bellezón de mujer!! De todas las películas que nombras sólo he visto "Tommy". Anécdota verídica: ¿sabías que el tenista español Tommy Robredo se llama así por que sus padres eran fans de la peli? No se llama Antonio ni nada que se le parezca. Se llama Tommy. Flipante
ResponderEliminarGracias Scotty, por traernos a mi querida Ann Margret.
ResponderEliminarLa veo con la música de fondo de "Tal como éramos" y llueve sobre mi corazón. ¡¡¡Como eran los actores y actrices de esa época!!!
Arvikis
Scotty, para que veas cuánto me gusta tu blog te dejé un regalito en mi sitio, no sé si te caben estos premios pero es una espcie de cibermimo! jeje, pasate a ver si te gusta.Abrazos.
ResponderEliminarHola, Luis. No tenía ni idea de que Robredo se llamara Tommy por la peli. Sus padres deberían ser muy "hippys" (se llamaba así a la clase de jóvenes que retrata esa ópera-rock), movimiento que en los setenta estaba en su apogeo.
ResponderEliminarY desde luego que Ann era un bellezón. Una clase de belleza que te revolvía la libido con solo mirarla. Bueno, te revuelve, pues las fotos están ahí para mantenerla inmarchitable.
Nos leemos...
Ay, Arvikis. Qué maravilla es el tema de Tal como éramos. La Streisand en su mejor momento, en todos los sentidos. Una de las mejores películas de aquellos años. Sydney Pollack en estado de gracia, al igual que la pareja protagonista.
ResponderEliminarTu comentario me remite a una gran película de Francis Ford Coppola (es de antes de la saga El Padrino, amigo Luis)que no es muy conocida pero que ganó, creo no equivocarme, una Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. La película: "Llueve sobre mi corazón", como seguramente tú ya sabes, Arvikis.
Un cordial abrazo.
Querida Pabela.
ResponderEliminarHe ido impaciente a tu Blog a ver esa sorpresa que me tenías reservada.
Gracias por tu consideración y deferencia. Es un honor para mi. Más, veniendo de alguien que organiza y nutre de contenido y sapiencia a La Cinerata. Uno de los blogs que más visito aunque a veces no tenga tiempo de dejar tantos comentarios como quisiera.
Gracias de nuevo. Un fuerte abrazo.