Drácula foreverChristopher Lee está considerado por gran parte del publico y de la crítica como el mejor actor que ha encarnado a Drácula. Opiniones aparte, no puede negarse que gracias a este personaje su nombre está inscrito en letras de oro en la historia del cine.
Nacido en Londres en 1922, Christopher Lee procedía de una familia aristocrática (es hijo de una condesa y de un teniente coronel del ejército británico) pero eso no fue obstáculo para que abandonara todo el boato de su condición social y se integrara en la vida bohemia del mundo del teatro y del cine.
Chistopher Lee comenzó a estudiar interpretación desde muy joven en contra de la opinión de familiares ,amigos y profesores. Todos le aconsejaban que no perdiera el tiempo y se dedicara a otros menesteres.
Le argumentaban que, debido a su elevada estatura (1,94 cm) y a su extremada delgadez, no iba a encontrar muchos personajes dadas sus peculiares características. Por contra, esa corpulencia fue su pasaporte a la fama, a los personajes que le darían la gloria.
Su tenacidad y la inquebrantable confianza en sí mismo dieron sus frutos cuando, tras las pertinentes pruebas de casting, fue contratado por la productora inglesa Rank que lo hizo debutar en el año 1948 en una película que en España se llamó
La extraña cita, dirigida por el director que años después iniciaría la la saga 007, Terence Young.
Era un papel pequeñito en una película de corte fantástico que ya auguraba en qué género se movería el actor, para el cual demostraría años después estar especialmente dotado.
Tuvieron que pasar todavía nueve años para que le llegara su gran oportunidad, cuando , a falta de papeles mínimamente interesantes, estaba a punto de tirar la toalla y dedicarse a otra cosa.
En 1957 la productora británica Hammer decidió hacer un remake de un clásico del cine de terror de los años treinta, la famosa
Frankenstein, y se fijó en el actor para encarnar al monstruo que ya le había dado la fama a su primer protagonista, Boris Karloff.
Naturalmente lo que vieron en él fue principalmente ese físico tan peculiar, en especial su elevada altura, y le confiaron el personaje.
No parecían confiar mucho en sus cualidades, pero al fin y al cabo se pasaba casi toda la película cargado de maquillaje y sólo se le exigía su corpulencia y casi una única expresión como todo registro.
La película se tituló
La maldición de Frankenstein, e inauguró una nueva etapa de gloria para el cine de terror.
Sirvió también como germen de una mítica productora que produciría títulos inolvidables, dignificando un género que por entonces andaba de capa caída.
Los tres puntales del futuro éxito de la productora serían precisamente los tres puntales de
La maldición de Frankenstein, el director Terence Fisher, y sus dos actores principales, Peter Cushing y Christopher Lee.
En 1950, Lee se traslada a Hollywood en busca de otras oportunidades tras haber rodado solo tres película, como secundario, en la Rank.
Pero en los Estados unidos la cosa no mejoraría sustancialmente y sus trabajos fueron casi siempre testimoniales en producciones más o menos importantes en las que él apenas contaba.
El hidalgo de los mares (1950) de Raoul Walsh,
El temible burlón (1952) de Robert Siodmak,
La princesa de Ëboli (1955) de Terence Young,
Tempestad sobre el Nilo (1956) de Zoltan Korda, etc. lo mantuvieron ocupado pero sin que ocurriera nada con su carrera. Sus personajes eran siempre prescindibles y olvidables.
El bombazo llegó cuando, tras el éxito de
La maldición de Frankestein, la Hammer decide resucitar otro clásico del terror de los años treinta y le confía el personaje principal de una nueva versión de
Drácula.
Realizada por el mismo equipo de
La maldición de Frankestein el nuevo
Drácula (1958) es un éxito sin precedentes. y la Hammer decide dedicarse por entero al género.
El personaje marcaría su carrera hasta el punto de que su nombre y sus rostro es el más citado cuando el público y la crítica son requeridos en las encuestas para elegir el actor que mejor ha encarnado a Drácula.
En realidad, su carrera empezaba ahí, en la Hammer, pues hasta entonces había pasado bastante desapercibido en películas donde el protagonismo lo acaparaban otros.
Quitarse de encima al personaje de Bram Stoker fue otro de sus retos. Lo consiguió a medias. A lo largo de sus más de cien películas rodadas, la sombra de Drácula planeó siempre por todas sus interpretaciones.
Recopilar su filmografía resultaría una tarea casi imposible, por lo que dejamos al lector libre para ubicarlo en según qué películas lo recuerde, que serán, desde luego muchísimas. En la actualidad sigue trabajando a pesar de haber cumplido ya los 89 años.