Bastan dos películas tan potentes como Celda 211 y Un profeta para concluir que el género carcelario ha tenido en el 2009 un año de gloriosa resurrección. Ambas están la altura de obras tan magníficas como Al rojo vivo (Raoul Walsh), Cadena perpetua (Frank Darabont), La evasión (Jacques Becker), La gran evasión (John Sturges), La leyenda del indomable (Stuart Rosenberg), La cárcel de cristal (Tom Gries), El expreso de medianoche (Alan Parker), Fuga de Alcatraz (Don Siegel) El hombre de Alcatraz (John Frankenheimer) y muchas más que podría recopilar si buscara, pero estas son las que me vienen a la cabeza mientras escribo y ya es suficiente. No sería de extrañar que a partir de ahora, y durante algunas temporadas, veamos más películas de presos y cárceles, dadas la tendencia de los cineastas de aprovechar en un determinado momento la estela de varias películas exitosas sobre un tema concreto. Un profeta cuenta el itinerario que recorre un joven convicto (aparentemente inocente –en las dos acepciones del término: de ingenuo y de no culpable) que desde el mismo momento en que entra en prisión tiene que sortear una serie de peligrosísimas pruebas de supervivencia que una vez superadas acabarán haciendo de él una persona bien distinta de la que era a su llegada al centro penitenciario. El personaje principal, Malik, de origen árabe, es un muchacho aparentemente inofensivo que, de entrada, cuenta con todas las papeletas para servir de instrumento y de carnaza entre los diferentes grupos y clanes del recinto carcelario en el que es internado, plagado de personajes de distinta ralea y nacionalidades, idénticos a los que dominan en cualquier establecimiento carcelario de cualquier país y de cualquier continente. Por supuesto que en Francia las cosas no son distintas. Pero ¿Malik es lo que parece que es, o no es lo que parece? De entrada, no se nos aclara si es realmente culpable del delito que lo ha llevado a la cárcel, tema sobre el que se pasa de puntillas, y tenemos la duda de si se ha cometido con él alguna injusticia. Realmente esa indefinición tiene mucha más importancia de lo que pueda parecer pues nosotros tenemos que dilucidar si la evolución que sufre el personaje es sólo el producto de la presión a que es sometido obligándole a espabilar, o sus cualidades para manejarse con tanta eficacia en un ambiente tan plagado de peligros y situaciones explosivas, son ya producto de su aprendizaje fuera del recinto carcelario, de su vida en la calle, y parte de su naturaleza innata para la delincuencia. Esto deberemos decidirlo nosotros y elegir si estamos ante un producto típico de los bajos fondos o de un muchacho inocente obligado a amoldarse para sobrevivir entre delincuentes donde someterse es fundamental ya que su vida no tendría ningún valor si no lo hiciera. Un profeta es mucho menos aparatosa que Celda 211, con la que me voy a permitir observar algunos paralelismos. En las dos hay un joven inexperto encerrado en un recinto carcelario donde tiene que aparentar lo que no es y someterse a las leyes del cabecilla que domina los entresijos e interioridades de la vida carcelaria y plegarse a servir a sus intereses. En ambas películas estos jóvenes acabarán venciendo a los todopoderosos reyes de la mafia carcelaria tras una suerte de forzosa evolución, dejando aflorar instintos y conductas que seguramente hubieran quedado dormidas si la vida no los hubiera puesto frente a disyuntiva de metamorfosearse para sobrevivir en un ambiente donde sus vidas valen menos que nada.
Un profeta cuanta con una realización poderosa que relega la acción y el espectáculo que tan magistralmente consigue la española Celda 211 y se detiene más en describir los entresijos de las conductas de los grupos y clanes, de sus componentes, presentando el recinto carcelario como un microcosmos de lo que es el mundo exterior donde se mueven estos mismos personajes. Muy poco, o nada, difieren las conductas de estas redes de mafiosos a uno u otro lado de las rejas donde los diferentes clanes, de etnias y nacionalidades distintas, rivalizan a muerte por el dominio del mercado de la droga y de la delincuencia. Un profeta aporta cierta mirada poética que suaviza la contundencia con que sí se dibujan las interioridades de la cárcel en la película de Javier Monzón, de violencia mucho más explícita y filmada con mayor sentido del espectáculo.
Y siguiendo la estela que, en mi opinión, la relaciona con Celda 211, Un profeta ha sido la gran ganadora de los premios César del cine francés, los equivalentes a nuestros Goya, obteniendo los de mejor película, mejor director (Jacques Audiard), mejor actor y mejor actor revelación (Tahar Rahim) y mejor actor secundario (Niel Arestrup), entre otros. La feliz parentela entre ambas películas hubiera sido completa si España hubiera presentado Celda 211 a los premios Oscar y hubieran rivalizado por conseguirlo. No es descabellado pensar que eso pudo haber ocurrido de haber ido en lugar de El baile de la Victoria.
Calificación: ****
Te adelanté en el comentario amigo Scotty y coincido contigo. La pena es que no puedo compararla con Celda 211 porque se me escapó lamentablemente. Estoy esperando la oportunidad para poder verla de otra forma ya que en el cine va a ser imposible. "El Profeta" me gustó muchísimo y creo que es una de las pelís más sólidas del género carcelario.
ResponderEliminarUn abrazote.
El genero de cine de prisiones, me suele gustar, estaré atento a ella, en celda 211, malamadre se chupa todo el papel y quizas eso haga que su compañero de reparto parezca casi un figuri a su lado, para mi algo falto de carisma este.
ResponderEliminarExcelente análisis como de costumbre, aunque voy con mucho cuidado leyendo por los destripes jaja.
ei, m'apunto "un profeta" al a llista, perquè no la he vist, i celda 211 si, i també em va encantar!
ResponderEliminarsalut!
Amigo Scotty,
ResponderEliminarqué buena reseña y qué buena es esta película. Sólida, impresionante, maravillosa... Como le comenté a Anro, si no fuese porque apuesto 100% por Haneke, apostaría a que se haría con el Oscar a la mejor peli extranjera. Ay si hubiésemos llevado nosotros Celda 211...
Un saludo
Me gustó mucho "Celda 211" pero lo que ocurre es que "Al rojo vivo" me apasiona de tal modo que que la considero una obra maestra como película. La actuación de James Cagney es soberbia. Con "Celda 211" me ocurrió que es lo mejor que he visto en el cine desde "El gran Torino" y la mejor película español que recuerdo en un cine...
ResponderEliminarA priori me rehuso a ver películas de género carcelario pero esta la voy a ver porque ya he leído muy buenas críticas y creo que la violencia física no es lo que predomina.
ResponderEliminarEntre las películas de este género recomiendo Leonera, de Pablo Trapero, una película argentina que muestra la vida de las mujeres con hijos en la cárcel, un tema en el que el cine no incursionó demasiado y que está muy bien hecha.
Un abrazo,
Anro, Celda 211 no te va a decepcionar. Es una gran película y cuando una película es grande da igual al género que pertenezca. El espectador la ve sin rechistar y nunca sale defraudado.
ResponderEliminarVenga, que la Lola te acompañe cuando la veas, que tambien le va a gustar.
Un abrazo.
Calistor, es que Malamadre es un personaje tan bien diseñado y tan magistralmente interpretado que va a quedar como un referente. El personaje del chico tambien es muy bueno y el actor cumple perfectamente.
ResponderEliminarAh, eso de que vas leyendo con mucho cuidado por los destripes...¿es una indirecta?, jejej... Verás, es posible que a veces no se cuenten cosas de las películas, pero si no se desvelan las esenciales no hay, en mi opinión, ningún problema. Y ¿acaso hace falta callar que la película va de un chico que entra en la cárcel y y tiene que sobrevivir entre tanta delincuencia, etc?. Quién no sabe los argumentos de las películas si oye y lee información de las mismas por todas partes?. Una crítica o comentario no puede basarse en generalidades como, es fantástica, su director es estupendo y fulanito está de Oscar, etc.
Venga... que nunca te voy a decir, por ejemplo, que el asesino de la niña de The Lovely Bones es el vecino, por que si no, ya te he jodido la pelícual y eso no se hace, jajaj!
Un abrazo.
Eulàlia, bienvenida al blog. Seguro que cuando veas Un profeta te va a encantar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Crowley, no tengas tan seguro el Oscar para La cinta Blanca. Es increíble la calidad de las películas nominadas de este año. Tanto Un prfeta como El secreto de sus ojos podría arrebatarle el Oscar a "nuestra" preferida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Marcus Callau, es que Al rojo vivo es un punto y aparte no ya del cine sobre cáeceles sino sobre EL CINE. Es una obra maestra absoluta. Y dentro del géner, la mejor que se haya hecho. He dicho, jejej..
ResponderEliminarNos seguimos leyendo.
Sé de cine, no hay que tener prejuicios con los géneros si de cine estamos hablando. Salta la liebre donde menos te lo esperas y en cualquier género hay buenísimas y malísimas películas.
ResponderEliminarNo he visto Leonera aunque he oído hablat muy bien de ella. Me la apunto para cuando pase por mi lado no dejarla escapar.
Un abrazo.
Beautiful Review. Thank you for Adding the Google Translator
ResponderEliminarHola a todos, aquí me parece que hay pocos profetas, ni Haneke ni Audiard, el Oscar fue para Campanella. Yo creo que Un Profeta y La Cinta Blanca le vienen demasiado grandes a una categoría (película extranjera) que en los últimos años ha ninguneado a lo mejor del cine mundial (4 meses, 3 semanas y 2 días no fue ni candidata, lo mismo Old Boy, Deseando Amar...). Y Celda 211 es Blancanieves y los 7 enanitos comparada con Un profeta, vaya media hora de arranque, qué más quisiera Monzón.
ResponderEliminarFlem, Jajaj.. es verdad que nadie acertó con el Oscar. Yo tenía la secreta esperanza de que iba a ser para Campanella. Y así lo he ido diciendo, pero estaba convencido de que sería o para Haneke o Audiard. Me laegro muchísimo por El secreto de sus ojos, la película que más me ha emoccionado de todas las que he visto esta temporada. Puedes echarle un vistazo a lo escribí de ella en su momento.
ResponderEliminarNo he visto ni Old Boy ni 4 meses... Sí Deseando amar, otra película que me conmocionó tanto como El secreto de sus ojos.
Un abrazo.