A propósito de su reciente fallecimiento (25/04/2011) es oportuno hacer recordatorio de una actriz que pasó por el cine español sin llamar demasiado la atención, pero llenando las películas en que intervino, pese a sus breves cometidos, de una gran humanidad.
Humanidad sólo comparable a la de su padre, el (esta vez sí) reconocido y celebrado actor de Bienvenido Mr. Marshall, El cochecito o El verdugo.
Digna hija de su padre, no sólo lo era por su gran parecido físico, sino también por su talento. Talento que, por desgracia, no pudo desplegar -al menos en el cine- en toda su magnitud.
Nacida en Madrid en el año 1917, María Isbert creció entre bambalinas y ya con doce años interpretó su primer papel en las tablas.
En el teatro siempre fue más reconocida que en el cine, quizás porque durante esos años las mujeres que querían triunfar en la pantalla tenían que ser casi siempre grandes bellezones. Evidentemente, María era muy normal.
En el cine actuó por primera vez en el año 1945, en la película La vida empieza a medianoche, pero ya ese mismo año hace dos papelitos más: en El camino de Babel y en Ella y sus millones.
Es el comienzo de una ajetreada filmografía que no le dejaría respiro, pues cada año intervenía en una o varias producciones.
Fue como llegó a ser para el espectador un rostro muy reconocible, hasta el punto de que pasaba desapercibido y se tomaba como lo más natural que apareciera por allí haciendo un papelito, que dejaba al público con unas risas o una sonrisa, y desaparecía de escena.
Su físico y su voz rota la condicionó enormemente. Exactamente igual que a su padre, pero ella con menos fortuna. Sus papeles no podían ser sino criadas, solteronas, arrabaleras y cosas así donde tenía que poner su gracejo y desparpajo.
Por supuesto, su campo de acción fue la comedia. Siendo sincero y evitando la apología convencional inherente a toda semblanza de quien ha fallecido recientemente, María Isbert se movió en el cine por películas de calidad más que dudosa.
En todo caso, el cine de aquellos años era así, superficial y huía de toda trascendencia. No estaba el país para grandes películas (aunque las hubieron) y lo que predominaba era la atrascanada. El pueblo necesitaba divertirse.
En ese cine, se movieron grandes actores que sólo pudieron demostralo años después (José Luis López Vázquez, José Sacristán, Conchita Velasco...) lo que no fue el caso de María Isbert. Me refiero, por supuesto, a que no consiguió hacer protagonistas donde poder demostrar su vena tragicómica.
Su refugio fue (no podía ser de otro modo si quería demostrar su talento) el teatro. En todo caso, en el cine, siempre pudo decir que trabajó a las órdenes de Luis Buñuel (Viridiana) y con Marco Ferreri (El cochecito), junto a su padre.
Quizás habría que citar también su intervención en la gran película de Vicente Aranda Tiempo de silencio. Voy a prescindir de enumerar las películas en las que intervino, pues fueron decenas y decenas.
Digamos, antes de cerrar este respetuoso recordatorio, que María Isbert estuvo siempre por encima de las películas que la acogieron, por muy pequeño que fuera su papel y por muy insignificante que fuera esa película.
Con el fallecimiento de María no se acaba la saga de los Isbert, pues su hijo tuvo una carrera en el cine, en principio muy prometedora, que fue perdiendo fuelle según iba dejando atrás su físico de galán de los setenta.
Como su madre, Tony Isbert encontró refugio y reconocimiento en el teatro, del que parece que también se ha apeado ya que su nombre hace tiempo que dejó de sonar.
María Isbert trabajó en el cine hasta el año 2005 en le que intervino en tres películas de las que sólo se estrenó una: Semen, una historia de amor, dirigida por Daniela Fejerman e Inés París.
Una vez le escuché en alguna entrevista que siempre antepuso su familia a la profesión. Tras una primera etapa, hizo un largo parón de muchos años para cuidar de su familia antes de volver al trabajo. Y en eso de triunfar en dos épocas diferentes se consideraba afortunada. Como bien dices lo que faltó en su carrera fueron algunos papeles protagonistas, pero como otras muchas grandes secundarias del cine español marcadas por su físico y su voz (Gracita Morales, Isabel Garcés, Margot Cottens, Lali Soldevilla, ...) estuvo llamada a ocupar la segunda fila, eso sí, con mucha dignidad. Saludos y gracias por el recuerdo a María Isbert.
ResponderEliminarSiempre guardaré un grato recuerdo de esta actriz que tantos buenos ratos nos hizo pasar. Y de su padre, por supuesto. Saludos.
ResponderEliminarCasi no he escuchado de ella, en México, el cine español de aquellos tiempos no proliferó mucho, igual, habrá que investigar.
ResponderEliminarSaludos
Un detalle entrañable el tuyo, compa Scotty, al rememorar la carrera de esta actriz, cuyo fallecimento ha carecido del relumbrón mediático con el que otros han contado. Las cosas de no ser una megaestrella... Tuve la inmensa suerte de poder verla sobre las tablas, hace no muchos años -en una comedia británica adaptada, cuyo título siquiera recuerdo-, y resultaba desternillante en su vis humorística, además de demostrar un dominio (el fruto de su amplísima experiencia) impresionante. En fin, ley de vida (tópico, pero cierto...).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y seguimos trasteando.
Gracias por recordar a María y reconocer lo grande que era, sobre todo fuera de la pantalla. Yo también tuve que hacer mi pequeño homenaje en el blog para despedirme de ella.
ResponderEliminarBesotes
Dikson, es verdad que tvo un largo parón en su carrera... teatral. Desde que se casó (su parido era húngaro)en el año cincuenta, hasta el año tesenta.
ResponderEliminarEl cine no lo dejo ni un año. Supongo que el trabajo para la pantalla, y más en papeles tan pequeñoss, no le suponia un gran abandono de su familia. El teatro es difrente. Hay que trabajar a diario, con la lección bien aprendida y en condiciones de concentración.
Las actrices que citas, de características similares,. tuvieron más suerte. Gracita Morales llegó a ser una estrella cómica y La ly y Margot consiguieron alguna protagonista. Laly Soldevilla, por ejemplo, en la película de Berlanga Vivan los novios.
Un saludo.
"Su marido era húngaro" jajaj!! ;)
ResponderEliminarMarcos, ella no tuvo las grandes oportunidaddes de su padre de demostrar su talento. Hablamos del cine, claro. En teatro sí que lo hizo.
ResponderEliminarSaludos.
Mikel F. Deltoya, yo creía que sí proliferó mucho el cine español de aquellá época en tu país. Y el mexicano aquí. Al menos en España, sí. Es ahora cuando vemos muy poco cine mexicano. Sólo los grandes éxitos de Iñárritu o Guillermo del Toro y muy poco más.
ResponderEliminarSaludos.
Manuel Márquez, gracias. Yo no la vi en el teataro. Me imagino que la obra que viste fue "Cianuro, sólo o con leche", que la representó bastante tiempo.
ResponderEliminarOtro abrazo y seguimos.... ;)
Lala, gracias a ti por tus palabras... y por tu propio homenaje.
ResponderEliminarEl hecho de que no fuera una primerísima actriz a propiciado que haya tenido poca repercusión en blogs y páginas webs. Creo que la prensa escrita sí que le ha dedicado su espacio.
Un abrazo.
te sigo!
ResponderEliminarmi blog es http://sellamafelicidad.blogspot.com/
saludos :)
Hola, Marta. Gracias. Tiene un blog estupendo.
ResponderEliminarCordiales saludos;)
¡Qué grandes risotadas he tienido con muchas de sus películas!
ResponderEliminarGracias María Isbert
No sabía que murió, que pena.
ResponderEliminarSupongo que los actores tienen el privilegio de no dejarnos nunca porque con sus películas siempre los tendremos.
Un saludo Scotty ;)
Buen recorrido por la vida y obra de una actriz de las de raza. Yo sólo puse una foto en mi blog a modo de homenaje. Sabía que aquí tendría un post estupendo e insuperable.
ResponderEliminarFelicitaciones por las cosas bellas que escribes.
ResponderEliminarBrandão Daniel.
http://danbrandão.blogspot.com
REALMENTE
Amigo,
una palabra muy bonita
para decidir,
pero muy difícil
a asumir.
Amigo,
es una máscara
muy superficial
donde menos se esperaba
viene mal.
Mi amigo del alma,
Mi amigo,
mi amigo,
penas son mucho más hablado
y dijo en voz alta,
que vienen a pasar
que escuchan.
Se preguntará
es bueno tener amigos.
Todos son amigos
en ciertos momentos,
Es hora de ir a una fiesta,
Para obtener una playa
para disfrutar de una piscina,
beber una cerveza fría,
bailando en una discoteca de sonido,
coqueteando con algunas chicas en las baladas,
a participar en un animado tambores,
jugar al fútbol,
para contar los chistes
y dar a carcajadas,
estos tiempos de alegría
amigos abundan.
Amigo,
es bueno tener amigos
pero no sólo los momentos felices.
Amigo,
es bueno tener amigos
pero las horas que
en una buena fiesta
no puede ser,
el tomar el sol
no pueden ser tomadas,
los habituales desnudos
no pueden participar,
una cerveza fría
ya no puede beber,
los tambores de antaño
ya no puede ser,
vida nocturna eléctrica
ya no puede asistir,
minas de animación
puede ligar ya no,
y carcajadas
por las lágrimas se intercambiaron.
Es estos tiempos que la máscara cae
y los verdaderos amigos aparecen,
como engañar a ti mismo
un verdadero amigo,
sólo sabemos
cuando lo necesitamos
ai sorpresas aparecen,
todos los cuales se espera
las puertas se cierran.
Verdadero amigo
no vengas llorando en voz alta,
mi amigo del alma
mi amigo amigo,
no para impresionar
los que oyen,
pero era de esperar,
las horas de la sonrisa
y lo que es más importante,
las horas de llanto.
Daniel Brandão.
Un bonito recordatorio de gente maravillosa, estupendo blog.
ResponderEliminarSaludos.
Entre el 2010 y el 2011, se nos van todos, ya verás
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