Miss Suecia en el año 1951, Anita Ekberg empezó en el cine haciendo papeles de vampiresa, como no podía ser menos dado su espectacular físico, pero acabó en el cine italiano, en donde tuvo la oportunidad de demostrar que no solo poseía un cuerpazo.
De sueca imponente en la meca del cine pasó a maggiorata, lo que, al fin y al cabo, no era demasiado diferente: la gelidez nórdica es, por supuesto, todo lo contrario del fuego latino, pero, la esencia en ambas eran curvas superlativas y bustos exuberantes. La materia prima no cambiaba.
Tras un fugaz pase por Italia con su flamante título de miss, la Ekberg se marchó a Hollywood convencida de que llegaría a lo más alto. Llegó a lo más alto, pero no fue allí. Tendría que esperar a que Fellini la convirtiera en icono erótico no ya de una generación sino de una época, y eso ocurrió algunos años más tarde.
Tras brevísimas apariciones, a veces sin frase, en películas menores como Abbot y Costello van a Marte o La espada de Damasco, empieza con Mañana lloraré una carrera ascendente pero que no la lleva los resultados previstos.
Callejón sangriento, Guerra y Paz (su trabajo más llamativo), Zarak, El embrujo de París..en donde lucía su impresionante físico que, si bien la hicieron muy conocida no le reportaron el prestigio que como actriz hubiera querido.
Jerry Lewis le dio un empujón determinante en su camino al estrellato al hacer de ella la obsesión de uno de sus patosos pobres hombres en la discretamente divertida Loco por Anita, de Frank Tashlin. El hacer de sí misma y el convertirse en eje argumental de una película ya decía mucho der su popularidad de entonces, pero le supuso muy poca cosa más.
Desde luego, su condición de sueca no le reportó los beneficios que a otras actrices compatriotas suyas que, antes que ella, sí habían triunfado a lo grande. Recdordemos los casos de Grata Garbo o de Ingrid Bergman.
Después de seguir intentando ser en Hollywood algo más que una sueca jamona, sin conseguirlo, (en Valerie, por ejemplo), se vuelve a Europa donde trabaja en peplums (Bajo el signo de Roma), aventuras exóticas (Apocalipsis en el río amarillo) e, incluso, en el cine español (Los tres etcéteras del coronel), da el bombazo cuando Federico Fellini la selecciona para hacer el personaje de Sylvia en La dolce vita.
De Anita pasó a Anitona que es como la llamaba cariñosamente Fellini. Ya no pudo desprenderse nunca de su personaje y jamás llegó a ser otra cosa.
Sylvia, en La dolce vita, estaba inspirada en ella misma, ya que desde que regresó a Europa y se instaló en Roma, sus idas y venidas por la emblemática calle romana de Vía Venetto fueron la comidilla de la vida social de la ciudad eterna.
En la famosa vía romana se hicieron legendarias su disputas con su marido en esos años, el actor inglés Anthony Stell.
La Dolce vita la convirtió en el icono de una ciudad y de una época. Su legendario baño nocturno en la Fontana di Trevi será para siempre una de las secuencias más recordadas y memorables de toda la historia del cine.
Casi treinta años después, Fellini la volvió a llamar para Intervista, de nuevo haciendo de sí misma junto al “gran Marcelo” (Marcelo Mastroianni, claro), en la que los tres rememoran aquel legendario rodaje.
Ya ninguno era el mismo de entonces y el contraste de las imágenes del pasado y las del presente no hacían sino alimentar el particular y esperpéntico universo felliniano, lo que sin duda ninguna pretendía retratar el propio director. Fellini rendía homenaje a sus dos actores fetiche y al mismo tiempo los escarnecía.
La obesidad, tan latente en las contundentes curvas de sus años de esplendor físico, empezó a dominar su cuerpo mucho antes de Intervista y ya en los años setenta Anita Ekberg no era sino un juguete a punto de romperse. El giallo, el terror y el destape, géneros dominantes de esa década en el cine europeo de serie B, la abdujeron.
En España rodó algunas coproducciones sin mayor predicamento y aquí llego a ser Malenka, la sobrina del vampiro, y mucho más adelante, en 1996, la pudimos ver como una Bámbola no ya rota, sino destrozada, en la película del mismo título dirigida por Bigas Luna.
En la actualidad vive en su querida Roma, rodeada de perros y gatos, absolutamente sola, seguramente rememorando sus tiempos de esplendor. Nosostros quisiéramos recordarla siempre por el esplendor de su provocativa belleza y por su baño nocturno en una cálida noche de la Roma decadente que tan bien supo describir Federico Fellini en su película más emblemática. Anita Ekberg, ahora sí, por fin, tras el paso de los años, ha sabido imponerse a su personaje.
Todos sabremos siempre que fue Anitona, y no Sylvia, quien nos perturbó, empapada y exhuberante, una noche de sofocante verano del año 1960, en la romana Fontana di Trevi.
que gran mujer y hay que ver lo cruel que es el paso del tiempo... madre mía.
ResponderEliminarEs cierto, el tiempo marchita algunas bellezas con una crueldad brutal. ¡Una mujer con curvas, como tiene que ser!
ResponderEliminarLuis Cifer, el paso del tiempo nos iguala a todos. Pero la belleza, que será efímera, de acuerdo, es una de las grandes placeres que podemos disfrutar los humanos, que la percibimos. Mujeres así nos la regalan. Verlas después marchita puede entristecer, pero mientras lo fueron, fueron diosas. Y como tal las recordaremos siempre.
ResponderEliminar----------
Pepe, Cahiers, creo que las mujeres, con o sin curvas, irradian belleza de una u otra forma. Qué me dices de Audrey Hepburn. ;)
Un saludo a los dos.
Espléndida en la Fontana di Trevi... una pena que no pudiera llegar mucho más allá. Desconocía sus pinitos con Abbott y Costello, e incluso su película con Jerry Lewis.
ResponderEliminarScotty:
ResponderEliminarVenía "dulce" deslizándome por tu nota - esas fotos, mis propios recuerdos hormonales - cuando me topé con esa imagen final más propia de una pesadilla filmada por Mario Bava.
Si tienes (tienen) un momento disponible, me sentiría honrado de que visiten mi post/santuario a la que fue la mujer de mis sueños durante décadas:
http://viviendodosveces.blogspot.com/2010/07/una-excusa-para-suspirar-por-jane.html
Saludos.
Pablot, entiendo la impresión que te habrás llevado si has empezado de arriba hacia abajo sin mirar la que te esperaba. Lo que es el paso del tiempo... Pero Anitona tiene todos nuestros respeto y nuestra veneración.
ResponderEliminarYa he visitado tu blog. Por supuesto, que tu adorada Jane no ha envejecido de la misma manera. a mí también me enamoró esa mujer. Qué preciosidad...
Un abrazo.
Buen material Scotty, hace mucho que no pasaba por él blog. Un abrazo
ResponderEliminarQué belleza de mujer...no lo conocía, creo que me queda mucho por aprender jeje...
ResponderEliminarUn saludo Scotty
Hola!
ResponderEliminarLa foto de tu avatar no es menos bella, amiga Época Dorada (mmmm... he tenido que descifrarlo);)
Que hayas conocido a Anitona a través de este blog es todo un honor.
Me he pasado por tu blog y es precioso!. Esa plantilla la has confeccionado tú o es de serie.
Nos leemos...
Un saludo también para ti.
La diferencia de Aníta y Brigitte bardot....a Sofía Lóren y Catherine Deneuve són.........!! las cirugías y el silicón ¡¡......! así de fácil ¡
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