27/7/09

E x

El amor tiene fecha de caducidad

Ayer domingo me fui al cine a un centro comercial sin mirar la cartelera dispuesto a ver lo que mejor coincidiera con mis gustos y con el horario de que disponía. Sí, ya sé que viviendo en una zona con tantas playas y con tantas ofertas de ocio (aunque por la tarde, ya me dirás) es casi un sacrilegio meterse en una sala oscura sin que haya de por medio una causa mayor que lo justifique. Por ejemplo, que sea el último día de proyección de alguna película imprescindible, lo que no es el caso. Creo que no he dicho que mi centro de operaciones está en Alicante, un lugar que consideraría ideal para vivir si no fuera porque sólo nos traen el cine más comercial –algunas veces eso coincide con la calidad- y el cine más rutinario y prescindible. Sólo de vez en cuando los programadores se despistan y dejan caer alguna cosilla de forma imprevista, aunque me huelo que mucho tendrá que ver la obligatoriedad (o la conveniencia) de proyectar todo el lote de películas comprometido. Antes teníamos unos minicines de dos salitas, los Astoria, que de alguna forma compensaban esa carencia de cine alternativo de calidad. Pero hace escasamente unos meses volvieron a cerrar por enésima vez tras el enésimo intento de sacar adelante esas salitas y su quimérico proyecto de dotar a la ciudad del cine que las grandes cadenas de proyección desprecian. De todos modos no me creo que su cierre sea por fin el definitivo y espero que el empresario vuelva a encontrar una fórmula de que les permita seguir vivos y aportando a la ciudad parte de esas películas que desprecian las grandes superficies. De ilusión también se vive, como rezaba el título de aquella película de los años cuarenta en la que un disfrazado Edmund Gwenn alegraba las navidades de una niñita encantadora llamada Natalie Wood asegurándole que era él el auténtico Santa Claus.

A lo que iba, una vez en la entrada de los maxicines, y escrutando los carteles de las pelis que se ofertan, me decido por la que anuncia un título que me parece horroroso: Ex. Qué despliegue de creatividad e imaginación tienen los que deciden qué título poner y qué cartel elegir. Sí: uno puede acordarse de ET, que también se las trae el titulito, y argumentar que que fue un gran éxito; pero no olvidemos que a lo de ET le seguía aquello de El extraterrestre y eso sí que ya es otra cosa. En fin, que como no veía desde tropecientos una película italiana, me dije que era una buena oportunidad para ver una pequeña muestra de lo que se puede estar haciendo ahora en el que fuera el país de Europa (quizás del mundo) que más influía en el cine americano de los cincuenta.
La sorpresa que me llevé fue bastante más que estimulante, pues pasé casi dos horas de sana diversión viendo una inteligente caricatura de las costumbres y usos de hoy en torno a la pareja, la familia, y las relaciones sociales. La película se estructura de forma no muy original –ya lo hemos visto muchas veces- aunque siempre he pensado que esos guiones en que hay cantidad de personajes con sus pequeñas o grandes historia que al final convergen y se interrelacionan son muy difíciles de construir. Hay veces que se consiguen grandes películas. Ahora mismo me viene a la cabeza el cine de Robert Alltman y la extraordinaria película de Paul Haggis Crash. No es que EX vaya de ese tipo de cine, pero sí de ese tipo de estructura y aquí lo que prima es la sátira y la comedia, géneros que han dado tantos títulos gloriosos al cine italiano.
Bueno, que recomiendo ver EX si lo que se busca es divertirse con una sana e inteligente película que tiene diálogos y situaciones desternillantes, que se ríe de los usos y costumbres de la sociedad de este momento, y que apuesta por un retrato positivo y desdramatizado de nuestras grandes y pequeñas miserias, sin dejar de aportar una porción de romanticismo y ternura muy alejados de la gazmoñería y del empalago. Una gozada de película. Es una lástima que en nuestra propia casa, en Europa, seamos tan indiferentes al cine que hacemos y no conozcamos ni el de nuestros países hermanos. Bueno, podría poner también nuestros países vecinos, pero Europa es en mi corazón una gran nación de la que cada país en un Estado, haciendo el símil de referencia obligada con los Estados Unidos de América. Prometo distribuir mi tiempo y mi presupuesto atendiendo más a menudo de lo que hago al poco cine europeo que nos permiten ver aquí, en España.
Calificación: ***

26/7/09

Arráncame la vida

La esclava libre

El verano suele ser para el espectador aficionado a ir al cine la estación más frustrante ya que los estrenos escasean y las distribuidoras dejan para la temporada estival sus propuestas más irrelevantes. No es necesariamente la época del año que se saca al mercado las peores películas, pero sí la de menos repercusión popular, aun habiendo las lógicas excepciones. Así, este fin de semana me decido a ver (a falta de mejores propuestas de estreno en mi ciudad), una película mexicana que se anuncia ambiguamente como seleccionada para el óscar de 2.009, lo que es una falacia encaminada a hacer creer que ha sido finalista, y no es así. Precisando, Arráncame la vida fue propuesta para la selección final en representación de México. Una vez vista resulta comprensible que fuera ignorada.
Estamos ante una película río (pequeñito más bien) que narra la peripecia matrimonial de una humilde mujer que asciende en la sociedad mexicana de la primera mitad del XX gracias a que se enamora de ella un militar maduro, con todos los atributos del machismo reaccionario/fascista, brutal y manipulador, que asciende en lo social y lo político a base transgredir cualquier ética y cualquier principio. En el camino de esta relación a lo más alto, con principio y final, la protagonista va evolucionando desde la pureza integral de sus 16 años a la mujer fuerte y calculadora que acaba siendo al final de su aventura dejando en ese itinerario jirones de sí misma.
Hay que reconocerle a la película un acabado formal impecable y se nota que ha sido rodada con más medios de los habituales en una película sudamericana. La recreación de la época está lograda, la dirección es correcta, los actores, competentes, pero… La película adolece de una frialdad y un distanciamiento que mantiene al espectador en un estado de espera (creemos que alzará el vuelo de un momento a otro) pero en esa espera llegamos al final con la sensación de haber perdido el tiempo. Una pena, pues había material para un espectáculo con sustancia. El guión, basado en una novela de la periodista y escritora mexicana Ángeles Mastretta (en el que ella misma ha colaborado) es de un clasicismo rutinario y la dirección de Roberto Sneider (?) es más rutinaria todavía. Hay unos actores que elevan la sensación de deja vú del conjunto, especialmente Daniel Jiménez Cacho y Ana Claudia Talancón, con una química notable a pesar de la diferencia de edad entre ambos; no ocrre lo mismo en sus escenas con el galán de la función, José María de Taviria. La fotografía del español Javier Aguirresarobe no aporta nada al currículum del genial retratista de películas tan espléndidas visualmente como Mar adentro o Los otros. Más bien lo contrario. Puede verse si no se tiene nada mejor que hacer.

Calificación **

25/7/09

Conversaciones con mi jardinero

La vida y nada más
Dejad de quererme nos mantiene durante casi todo el metraje tan crispados como su protagonista, cuya actitud ante las personas que le rodean y le quieren nos resulta incompresible, irritante, antipática, egoísta… deplorable. Antoine es, literalmente, insoportablemente cínico. Así lo conocemos desde el primer fotograma. Parece que esa reunión de publicistas, entre los que él es un profesional de gran éxito -lo que le permite disfrutar de una vida de auténtico privilegiado en lo económico- ha sido el detonante de una rebelión en toda regla contra todo lo que le rodea y que para él intuimos un entorno frustrante. Tiene además una familia impecable y unos amigos considerados y atentos. Todo lo tira por la borda el día de su 42 cumpleaños ¿Qué pasa con éste hombre que se revela de pronto enemigo de todo y de todos? Al final acabamos rechazándolo tanto o más que sus amigos. El camino que coge hacia supuestas nuevas metas en su vida se nos antoja arbitrario. Esto debe ser la famosa crisis de los 40 (creemos…) pero nada está justificado o, al menos, no lo llegamos a entender.

Jean Bécker, tras la estupenda y exitosa Conversaciones con mi jardinero, vuelve a darnos una nueva lección de buen hacer y de bien contar. Por supuesto, la película es coherente con el discurso de su filmografía, y las crisis de sus acomodados personajes se exponen desde una filosofía de que cuanto más logros sociales, más frustración, y de que “la alegría está en el campo” (es el título de una de sus películas, como sabemos, tiene otra película con título demasiado revelador como para que lo diga aquí) y a él recurre en una desesperada escapada en busca de los orígenes, del padre perdido en la infancia, cuya recuperación es urgentísima. Quizás las reacciones de Antoine no sean tan irracionales como nos parecen y todo tenga una explicación y un sentido. El grito que lanza a su entorno (¡dejad de quererme!), puede que acabe entendiéndose.

La irritación que el personaje nos produce va dando paso a la emoción y al sentimiento gracias a la habilísima dirección de un Jean Bécker que avanza en cada una de sus películas. Aquí juega con nuestros sentimientos sin que se pueda decir que se nos engaña. Se nos da y se nos ocultan datos, pero no hay trampa, sino habilidad para decir las cosas cuando hay que decirlas y asestar el golpe emocional en el momento justo. Lo consigue y en el tramo final nos reconcilia con el personaje y hace que nos sentamos estúpidos por no haber caído antes en la cuenta de las razones de su comportamiento y acabamos queriéndole como sus compañeros, sus amigos y su familia le querían y le siguen queriendo. La emoción en estado puro, que tiene como broche de oro la voz de Serge Regiani interpretando una canción que nos pone los pelos de punta y cuyo título no voy a decir por precaución.
Calificación: ***

Al otro lado

Mundos opuestos

Contra la pared, primer largo dirigido por Fatih Akim, ganó hace tres o cuatro temporadas el premio a la mejor película europea del año. Al galardón optaban dos películas españolas de peso (La mala educación y Mar adentro) y una de ellas acabó consiguiendo el óscar a la mejor película no habalda en inglés. Viene a cuento para entender las expectativas que provocaba ésta película y ante lo que podía esperarse del segundo largo del director alemán de origen turco Faith Akim. Recuerdo Contra la pared como una extraordinaria película que abordaba los conflictos de integración del pueblo inmigrante turco en la Alemania de principios del milenio. Contra la pared también aspiró al óscar pero la repercusión mediática y la evidente calidad de Mar adentro acabó imponiéndose, de lo que al final todos nos alegramos aquí.


Al otro lado confirma las cualidades de Fatih Akim. De nuevo los problemas derivados de la mezcla de culturas. Y es “al otro lado” de las fronteras turca y alemana, sin que tenga relevancia desde qué parte nos situemos a observar el problema,donde se situa el conflicto, aunque evidentemente es en Alemania donde se concentra de forma más explícita por ser el país de acogida. Al otro lado es un prodigio de pericia narrativa y de sensibilidad a la hora de observar a los personajes. El guión juega con una naturalidad casi mágica con los giros argumentales por lo que transitan los personajes y cada cinco minutos nos desvía de forma imprevista por el camino que creemos va a transcurrir la historia. Una historia de historias cruzadas e inter relacionadas, de búsquedas en la que los encuentros y desencuentros casi siempre son infructuosos por más que sean denodadamente perseguidos. El azar jugando malas pasadas a un grupo de personajes que de una u otra forma se necesitan y se buscan.


El amor y el compromiso, la universalidad de cuestiones fundamentales de la existencia, del ser humano, la constatación de que las barreras culturales y políticas no son obstáculo para el reconocimeinto entre las personas.

Calñificación: ***

Funny Games


El nido de la serpiente

Puede pensarse que el remake del Funny Games tal como ha sido realizado es una pérdida de tiempo pues sigue paso a paso el guión y toda la planificación estética y narrativa del original que el propio Michael Haneke ya llevó a cabo en 1997. Si uno se molesta en visionar la primera versión tras contemplar ésta, verá que tras su calco milimétrico, plano a plano, frase a frase, la carga provocadora que dinamita la capacidad de aguante del espectador de la primera, ahora se expande. La nueva versión pule y potencia un mismo guión y una misma puesta en escena añadiendo con sádica sutileza un tempo (en pausas, miradas, gestos…) que laceran aun más nuestro voyeurismo creándonos más desasosiego, si cabe. Y más incomodidad, y más sentimientos de atracción/repulsa hacia lo que vemos en la pantalla. En definitiva, perfecciona los mecanismos que Haneke utiliza para involucrarnos en la insoportable violencia que ésta/s película/s nos arroja/n a la cara como si de un jarro de agua sucia se tratase. Es comprensible que muchos espectadores abandonen la sala mediada la proyección: no queremos encontrar razones que justifiquen el que sigamos aguantando tantos bofetones.

Que la acción transcurra ahora en los Estados Unidos evidencia que lo que Haneke cuenta en sus películas es extrapolable sin reformas ni modificaciones a cualquier sociedad de cualquier país perteneciente al área de los privilegiados. Países donde una gran parte de sus habitantes nadan en la abundancia y en el acomodo, con tantos recursos disponibles. Creen vivir protegidos y aislados (en un limbo paradisíaco y autista) del resto de los mortales. Estas cosas no pasarian entre nosotros, puede pensarse, si no fuera porque la otra sociedad, la que se nos cuela a través de la inmigración sea o no clandestina, la que genera decadencia y deterioro social en la nuestra, la problemática y la pobre, la surgida de esa injusta distribución del bienestar, viene a perturbarnos. Mientras nos atrincheremos en nuestra cultura y en nuetros logros, estaremos a salvo, puede pensarse. Funny Games es un mazazo a esa parte de la sociedad instalada en el podio de la riqueza que piensa que su aséptico mundo tan escaso de dificultades, en los que crecen y se desarrollan, no pueden ocurrir ciertas cosas. La civilización y la educación nos protegen, al menos de nosotros mismos. La demoledora Funny Games, es el puñetazo más contundente que hasta ahora haya podido dar el cine a esos planteamientos.

Funny Games nos obliga a participar en el horror que nos muestra y nos hace cómplices del mismo muy a nuestro pesar. Recursos como dirigirse al espectador y rebobinar la acción para modificarla, son muestras más que evidentes de que Haneke juega con desparpajo con el espectador como un gato satisfecho jugaría con un puñado de ratoncitos: nos deja corretear esperanzados por nuestras conciencias y por nuestros sentimientos en busca de coartadas para, en el momento más imprevisto, darnos un zarpazo. Cuando nos agobia hasta la exasperación y nos conduce a un respiro… ¡zas!, Haneke da un golpe de timón a la narración y nos suelta un nuevo estacazo. Esto no hay quien lo aguante, yo me voy, pensamos… De hecho muchos se van pero otros nos quedamos. Quizás con la esperanza de que más adelante el director descargue la tensión de nuestra mala conciencia y nos vayamos creyendo que lo que vemos no puede ocurrir, que la convención narrativa acabará por imponerse y todo saldrá bien en la película para alivio de nuestras conciencias. Pero no hay escapatoria. Cuando llega la palabra fin ya estamos extenuados y demolidos; exhaustos y vencidos. En la realidad no puede ocurrir lo que hemos visto. Es sólo una película. ¿Sí…? Es factible que el monstruo anide entre nosotros, se alimente de nosotros, que nos esté devorando...

Funny Games, nueva versión, es la relectura de un horror corregido y aumentado. Nada que ver con lo que Gus Van Sant hizo con la Psicosis de Hitchcock. Claro que allí no fue Hich quien se versionó a sí mismo y eso desde luego que hay que tenerlo en cuenta a la hora de los resultados. Quién mejor que uno mismo para interpretarse.

Calificación: ****

P.D. A dos años -más o menos- de la realización de ésta película, la situación del mundo y de los problemas de los que Funny Games habla ha cambia drásticamente y de realizarse ahora mismo habría que plantearla desde otros puntos de vista, a mi entender. El duro revés que soporta la llamada "civilización del bienestar" (que no tiene visos de solucionarse a corto plazo) no permitiría el retrato que aquí se hace la misma sin nuevas e inprescindibles matizaciones.

24/7/09

J u n o

Con el pan debajo del brazo

Juno fue la sorpresa indie de 2008 y, como es obligado en los últimos años, la Academia del cine americano se fijó en ella y la eligió para su cuota correspondiente de cine alternativo. Es desde luego una elección que merecía. Sus nominaciones como mejor película, director, guión y actriz protagonista no le venían nada grande. Estamos ante una deliciosa comedia hecha con el corazón y que despliega una delicadeza, ironía e inteligencia poco usual a la hora de abordar temas “delicados” socialmente (juventud, aborto) que más bien se prestan al tremendismo.


Recordemos que en años anteriores Transamérica o Pequeña Miss Sunshine triunfaron procedentes del cine de bajo coste, con recetas similares y resultados igualmente espléndidos.
Aquí, una adolescente se queda embarazada. Todo lo que sigue es una pura delicia de costumbrismo y observación de personajes, situaciones y encrucijadas resuelto en un tono de comedia sutil donde el drama intrínseco de lo que se cuenta se convierte en amable comedia no exenta de acidez e ironía. Podemos decir que, como las anteriormente nombradas, estamos ante otro road movie, sólo que esta vez es de recorrido interior. Las encrucijadas en que el embarazo pone a la chiquilla se observan y se resuelven lejos de la trascendencia y del dramatismo, pero no por ello se cae en la banalidad o se soslaya la complejidad de la situación.El embarazo no deseado es para la protagonista y los personajes aledaños un hecho que deviene en positivo estímulo para el reajuste personal de cada uno, aportando a todos razones para reorganizarse y seguir creciendo y evolucionando.Dirigida con un tacto y con una habilidad exquisitos, los personajes consiguen emocionarnos y que los queramos. Con sus defectos y virtudes, todos aparecen humanos y entrañables. Loa actores están estupendos con una Ellen Page sublime, de la que no puede decirse que sea una revelación pues ya nos cautivó con la mordaz Hard Candy un par de temporadas antes.

Juno no se llevó (creo recordar) ninguno de los cuatro óscar a los que aspiraba, pero fue sin duda la película sorpresa de la temporada, como lo fueron en años anteriores las ya citadas Transamérica y Pequeña Miss Sunshine. El cine norteamericano alternativo no se rinde y lucha por codearse con el de gran presupuesto. Lo consigue, y seguramente habrá más pequeñas grandes películas que no llegamos nunca a ver por aquí, quizás por no tener la suerte de que los miembros de la Academia se fijen en ellas. Juno, que es una película muy recomendable, sí ha tuvo esa suerte.

Calificación: ***