Retornos

Nueva muestra de la solvencia del cine gallego

Casi por casualidad me ha tocado ver esta película, de la que no sabía nada, y que me ha supuesto una de las sorpresas más inesperadas de la cartelera actual. Dada mi afición al cine español y guiándome por mi intuición, que muy pocas veces me falla, me he decidido a entrar en la sala que la anunciaba en detrimento de algunas otras películas que coincidían en horario y que, en teoría, ofrecían opciones posiblemente más atractivas pero también más convencionales. En la sala éramos dos personas, un servidor y el crítico de un diario muy difundido en la provincia de Alicante.

Como es cada vez más habitual, el público pasa un montón del cine español y mi (casi) soledad en la sala era deprimente para ser un sábado en hora punta. Aunque en este caso es hasta justificable pues, ni siquiera yo mismo, que me preocupo de estar al día de todo el cine que se rueda en nuestro país, sabía nada de nada de Retornos. Buscando en Google para saber algo del director, un tal Luis Avilés, me entero de que Retornos se ha proyectado en La Seminci de Valladolid, aunque se haya visto fuera de concurso, algo que no alcanzo a imaginar por qué. Curiosamente la película que ha ganado la sección competitiva del festival, es una producción rodada en Ciudad de la Luz, cuya primicia a los medios fue ofrecida desde El blog de Scotty. Ver enlace.

Ya es casualidad que la película triunfadora se titula Sin retorno, un título que, modestia aparte, le fue sugerido a los productores por un servidor, en sustitución del que se le había puesto originalmente, No retorno (Criminal). Veo que mi sugerencia no fue echada en saco roto. Desde aquí, mi enhorabuena a Gerardo Herrero y a Miguel Cohan, productor y director respectivamente de esta película que estoy ya deseando ver. Sin retorno ha compartido el máximo galardón nada menos que con Copia certificada, de Abbas Kiarostami. Sin retorno ha conseguido también el premio al mejor director y creo que algún otro más. Hablaremos detenidamente de ella llegado su momento.

Volviendo a Retornos, tengo que decir que me he sentido gratamente sorprendido ante esta película española, de la que apenas esperaba nada, hasta el punto de creo que estamos ante una firme candidata al premio Goya a la mejor ópera prima. No me había ocurrido desde el ya algo lejano estreno de La noche de los girasoles. Además, las afinidades entre ambas películas me parecen tan significativas que me pregunto hasta qué punto el debutante Luis Avilés no ha tenido en mente la película de Jorge Sánchez Cabezudo. En todo caso, no es un reproche y considero Retornos como una película muy personal, tremendamente compleja y realizada con un gran dominio narrativo, a pesar de que estamos ante el trabajo de un debutante. Retornos es una película que merecería captar la atención del espectador y de la crítica y aunque no dudo que va a ser valorada muy positivamente por esta última, no estoy muy convencido de que el público vaya a responder visto lo visto. Pero, repito, en los próximos premios Goya le espera más de un reconocimiento. Me decepcionaría mucho que pasara desapercibida para los académicos.

Retornos es una película con envoltorio de thriller pero que se preocupa mucho más en retratar a sus personajes, en describir unos ambientes que los hagan comprensibles, en argumentar las reacciones de los mismos, en mostrar un entorno físico y humano que resulten creíbles, reales... La intriga, la anécdota “policial” es una mera excusa. La película de Luis Avilés tiene la virtud de interesarnos y sorprendernos, de que el espectador no coja nunca el hilo por el que va a ir discurriendo la trama, evitando instalarse en lo previsible. Casi nunca ocurre lo que esperamos que va a ocurrir y los personajes y la acción evitan transitar por los terrenos de lo trillado. Retornos consigue que el espectador quede atrapado en lo que nos cuenta y que nuestras expectativas de por dónde va a transitar la historia vayan siendo frustradas hasta el final.

A un apartado pueblecito costero gallego regresa desde Suiza un hombre que diez años antes abandonó su tierra y su familia tras ocurrir unos dramáticos hechos de los que se cree culpable. Su regreso lo va a poner de nuevo en contacto con su pasado y con las consecuencias de aquel drama, todavía “dormido”, al que no va a tener más remedio que dar la cara. Nuevos y trágicos acontecimientos van a sacar a flote, en un entorno en el que, aparentemente nunca pasa nada, secretos y mentiras, odios y pasiones soterrados, viscosas realidades ocultas... a los que por fin va a atreverse a hacer frente. Pero llegar al final de la verdad puede que no lo deje todo solucionado.

Realizada recurriendo a eficaces saltos narrativos, a oportunos flash backs, la película consigue una fluidez y una agilidad nada probables en un debutante. Su habilidad para ir administrando las cartas con las que juega, la complejidad de las capas de lectura de un guión modélico que nunca acaba cayendo en lo previsible, su impecable acabado técnico (fotografía, ambientación, música… ) y la solvencia de unos actores muy competentes, pese a que no son demasiado conocidos (si acaso la Manuela Vellés de Caótica Ana y Emilio Gutiérrez Caba), consiguen el milagro de que Retornos, una película en apariencia muy modesta, se convierta en una de las sorpresas del año en una cartelera necesitada de un cine español de calidad que neutralice de alguna manera el tópico de que todas, o casi todas, nuestras películas son malas. Retornos es una buena película que se merece la atención del público, pero me temo que no no la va a conseguir.

Calificación: ***