La era de los dibujos animados, de la animación (ya no se puede hablar únicamente de dibujos)dio un importante giro a partir Toy Story y con Wall-E alcanzó la plenitud al trascender las leyes del género. Lo elevó al nivel del cine hecho “para mayores” con personajes "reales" en su concepción, con una historia que, sin dejar de utilizar el humor habitual en la animación clásica, se dirigía a la mentalidad adulta lanzando al aire reflexiones y utilizando códigos narrativos de altura. El cine de la Factoría Disney (el cine de animación en general, hasta hace muy poco una especie de anexo) evoluciona y busca ser reconocido como Cine sin más. Los ortodoxos y los puristas tienen que ir pensando en no hacer distinciones de géneros y hablarse simplemete de Cine. Ya debería reflejarse en los emblemáticos premios óscar. Va dejando de tener sentido lo de hacer apartados de cine, y cine de animación.
Todo esto viene a cuento después de ver Up, la confirmación de la madurez del género. También la plenitud evolutiva de la semilla que sembró, germinó e hizo crecer aquél hombre que empezó haciendo dibujitos sobre una servilleta de papel en un restaurante y que se llamó Walt Disney.
Up es una maravilla visual y una obra de arte a la que el tiempo convertirá en un clásico. Nada que ver con la serie Ice age. yFui a ver la última de la serie y a la media hora abandoné la sala al n o poder seguir aguantando tanta simpleza y tantos lugares comunes en el género.
La primera media hora es sencillamente genial. El inicio, apogeo y declive de la vida
-plena de un amor imbatible e inquebrantable- de éste entrañable anciano y de su esposa, está contado con una concisión y un ritmo modélico. Se trata de ponernos en antecedentes, lo más pronto y eficazmente posible, de la felicidad vivida por el personaje a lo largo de su vida activa y de llevarnos al contraste de su verdadera aventura, la que comienza cuando abre la puerta de su casa una mañana y se ve rodeado de excavadoras, obreros y constructores especuladores. Lo siguiente es lo más natural que puede ocurrirle a alguien con semejante concepto de vida: el anciano coge su casa y (qué mágico es el Cine), literalmente, se la lleva volando al lugar que siempre soñó. Los espectadores participamos por activa en el viaje en globos de éste anciano decepcionado del mundo, y del niño de optimismo inquebrantable que se le cuela como polizón para hacerle reaccionar de su autismo. La aventura posterior hará que el primero vaya recuperando la luminosidad que su vida ha perdido. Lo consigue, de forma paradójica, al adentrase, cual marinero Marlow, hasta el corazón de las tinieblas para encontrar a su particular coronel Kurt, en la negrura imprevista del luminoso mundo que deseó vivir.
Maravillosa. Los primeros minutos son sublimes, lloré mucho, de emoción. Eso sí, para mí la mejor de momento fue Wall-E.
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