30/9/10

Jeanne Moreau


La amante que vestía de negro

Jeanne Moreau fue en los años 50 y 60 la actriz por autonomasia del cine francés desde donde se proyectó al mundo como la Bette Davis europea. Una ocurrencia publicitaria no muy afortunada ya que la Moreau no necesitaba ninguna muletilla para que todo el mundo pudiera ver en sus interpretaciones a una de las mejores actrices de carácter del cine mundial.

Nacida en París en el año 1928, a los 19 años ya formaba parte del elenco de La Comedia Francesa, consiguiendo ser el miembro más joven admitido en toda su historia.

Pero donde verdaderamente estaba su destino, y el desarrollo de su gran carrera como actriz, era el cine, pese a que en el teatro llegó a hacer grandes obras que la confirmaron como la gran actriz polivalente que era. La gata sobre el tejado de cinc (Tenesse Williams), Pigmalión (George Bernard Saw) o La máquina infernal (Jean Cocteau) entre otras, así lo atestiguan.

Llegó incluso a cantar y grabar varios discos, llegando a actuar junto a Frank Sinatra en el Carnegie Hall. Era en el año 1984, cuando ya su belleza, extraña y poco corriente para aquellos años, empezaba declinar y sus inquietudes miraban hacia otros campos del arte.

Antes, entre 1976 y 1979, dirigió incluso dos películas, El adolescente, con Simone Sgnoret y guión propio, y un documental sobre la estrella del cine mudo Lilian Gish.

Su filmografía tuvo los mejores años entre los cincuenta y los sesenta, donde intervino en películas de Louis Malle (Ascensor para el cadalso). Luis Buñuel (Diario de una camarera). Michelangelo Antonioni (La noche).

Christian Jaque (Viva María, junto a Brigitte Bardot) y el gran hito de su carrera, Jules y Jim (Françoise Truffaut).

Otros directores en su filmografía fueron Jacques Demy, Roger Vadim, Orson Welles (en la impresionante El proceso, sobre la obra de Kafka y Campanadas a medianoche, sobre Shakespeare), Elia Kazan, Win Wenders o Peter Book.


Posteriormente intervendría en películas de Fasbinder (Querelle), Jean Jacques Annaud (El amante) y en televisión interpretó junto a Catherine Z–Jones, la TV Movie Catalina la Grande.
Jeanne Moreau conformó un personaje-tipo con el que se hizo famosa, el de la mujer dura, apasionada, la mujer capaz de llegar al crimen, si es necesario, para la consecución de sus metas, pero impregnado todo de una fuerte dosis de intelectualismo.


En este sentido recordar como paradigma de su personalidad cinematográfica su personaje en La novia vestía de negro, de Françoise Truffaut. Fue musa de la Nouvelle Vague y trabajó con todos sus directores.

La pelicula que más hizo por ella, la que la instaló definitivamente en ese registro de mujer fatal, especie de viuda negra a la francesa, fue Los amantes, de Louis Malle. Los amantes recreaba una historia, trasunto de la Madame Bovary flaubertiana.

Solo que, en vez de ser la víctima de una moral oficial represora, como le ocurría a su modelo, disfrutó de todas las manzanas con la que fue tentada tras la fuga del hogar, lo que hizo escandalizar a la sociedad más reaccionaria del momento, pero consiguiendo unas valoraciones críticas entusiastas.
En Diálogo de Carmelitas hizo de monja que acaba guillotinada junto a, entre otras, Alida Valli.
Inmediatamente después interpreto una versión actualizada de Las amistades peligrosas, dirigida por Roger Vadim donde fue una Juliette de Mertheuil tan malévola como ella sola podía serlo en el cine francés de entonces. Tuvieron que pasar muchos años para que llegara Glenn Close a poner en entredicho su perfidia.

Con Joseph Losey interpretó a Eva, una especie de mantis religiosa, basada en una novela negra de James Adley Chase.
Incluso se atrevió a emular a Greta Garbo rodando una nueva versión de Mata Hari que, lamentablemente, se encuentra entre sus trabajos menos afortunados.

En España la recordaremos siempre por breve pero intenso papel de Doll, una prostituta en la obra maestra de del cine español, rodada por Orson Welles, Campanadas a medianoche, versión más o menos libre que se inspiraba el Falstaff shakesperiano interpretado por el propio director.

En su vida privada, bastante ajetreada sentimentalmente, estuvo emparejada, o casada en algunos casos, con personalidades como Lee Marvin, William Friedkin, Toni Richardson, Pierre Cardin o Louis Malle.
Pese a su edad, sigue activísima rodando películas o series que, por desgracia, no tenemos la suerte de ver en nuestro país debido a la extraña política de distribución europea que ignora sus propias obras y se vuelca en todo lo que produzca el cine americano, tenga la calidad que tenga.

Jeanne Moreau es uno de los pilares del cine francés, europeo, mundial, que estará siempre en nuestra mitología particular entre las más grandes.

Como todavía sigue dando guerra, no perdemos las esperanzas de que nos vuelva a cautivar con una gran interpretación a pesar de ser ya casi octogenaria. Te queremos, Jeanne.

27/9/10

El gran Vázquez

Apología del impresentable

Hacer una película sobre la vida y milagros de un dibujante de comic no deja de ser una rareza. Que yo sepa, es uno de los gremios de artistas que menos glamur parecen tener para los cineastas ya que se supone que son personajes anodinos en sus vidas privadas, dedicados a crear desde el anonimato atrayentes historias y a dibujar más y más viñetas para atender a las periódicas y voraces demandas de sus editores y de sus lectores. Aunque, hay muchos que se convierten en mitos y son valorados, admirados y hasta venerados por sus seguidores, el cine ha pasado de largo sobre sus vidas (no así de sus obras) a la hora de relatar cómo son estos artistas en la vida real.

Que en España se haga una película para contar la vida de uno de ellos no deja de ser sorprendente. La idea de elegir al mítico Manuel Vázquez puede tener su lógica ya que, además de que estamos ante un artista con una capacidad prodigiosa para inventar historietas divertidas y jocosas, para el dibujo y la caricatura, fue un personaje impenitente y estrafalario en la vida real, carne propicia para un libro o una película. Vázquez alimentó las ilusiones e hizo soñar a los niños y no tan niños de las generaciones de los oscuros años del franquismo, en sus años de mayor apogeo. Vázquez creó escuela inventando historietas y dibujando personajes hilarantes que estarán para siempre en la historia del comic español. Todo ello puede justificar una película si, además, nos fijamos en su ajetreada vida. Es muy significativo que otro personaje mítico del cómic español “el gran Ibáñez”, aparezca en la película como un personaje anodino y apocado, insignificante, a la sombra de Vázquez, pese a que con el tiempo superaría con creces la fama y el prestigio del maestro. ¿Ibáñez no se merece una película? ¿Es justo que aparezca aquí como un insignificante comparsa, ridiculizado en su caracterización física y menospreciado como personalidad humana? Creo que es motivo para debate.

El gran Vázquez quiere contar la ajetreada vida de este artista del cómic e intenta hacer, de paso, una radiografía de aquellos años, y como fondo a las peripecias de un Manuel Vázquez, (“dibujado” como un impresentable encantador), vemos a un país que vive resignado a la represión de una atosigante dictadura, la soporta como algo inevitable y normal, donde los ciudadanos sobreviven adaptados a las imposiciones y sometimientos de una parte de una misma sociedad, que campa a sus anchas, mientras la otra parte se conforma con mimetizarse y sobrevivir como le dejan. Vázquez se comporta en este escenario más bien desolador como un personaje sobreviviente de la rancia picaresca española y parece llegado directamente desde las inmortales novelas de Quevedo, Fernando de Rojas o Juan de Luna. Pero a este dibujo del personaje le falta, cómo no, la complejidad y la sabiduría de aquellos sinvergüenzas obligados a sobrevivir en una sociedad aun más egoísta, que no les dejaba otro camino que la picaresca.

Seguramente, escrito así, puedo dar la impresión de que El gran Vázquez me ha parecido una película lo suficientemente interesante como para merecerse considerables elogios. No es así ya que los logros, muy escasos, nada tienen que ver con las intenciones del filme. El gran Vázquez es una película mucho más influenciada por un Ramón Fernández o un Pedro Lazaga que por un Berlanga, por citar a cineastas que desarrollaron sus carreras en esos años abordando similares personajes en idénticos escenarios. Franquistas, guardias civiles, funcionarios, empleados y demás fauna inevitable en las películas costumbristas del cine de la dictadura están presentes aquí, pero su pretendida carga crítica se limita a algún que otro detalle, muy puntual, que no tiene ningún peso en el conjunto. Por ejemplo, la Guardia Civil entra en la casa de Vázquez de una patada en la puerta y aparta a su mujer, que lleva en brazos al bebé, empujándola en el cuerpo del niño que duerme sobre su pecho.

Pero lo más molesto de El gran Vázquez es ese tono apologético del personaje, presentado como encantador y divertido (“simpático sinvergüenza”), cuando sus hechos desmienten esa mirada condescendiente y hasta admirativa, y lo retratan como a un sinvergüenza sin escrúpulos capaz de aprovecharse de cualquiera y de cualquier cosa. Un personaje que solo piensa en sí mismo y no le importa utilizar a quien sea y de la forma que sea. Ladronzuelo, estafador, egoísta, bígamo, sinvergüenza, y un largo etc. ¿Un personaje divertido? Para quien le haga gracia todo lo anterior, si estuviera explicado con gracia. El hecho de que Vázquez nos hiciera reír con sus divertidas historietas, no es motivo para que se haga apología su impresentable personalidad y se nos intente vender sus defectos como cualidades divertidas o, en todo caso, como unos defectos comprensibles y perdonables.

Los actores en El gran Vázquez están simplemente correctos y Santiago Segura, fuera del registro puro y duro de su personaje Torrente (del que Vázquez es un trasunto descafeinado y pálido) anda bastante perdido, esforzándose en hacer un actuación contenida y lo que consigue es aparecer, más que como un actor capaz de componer un registro diferente a sus habituales torrentes, como un mal imitador de su propio personaje.

Calificación: *

24/9/10

El coleccionista


"Sólo mía"

El coleccionista fue toda una sensación en el cine de mediados de los sesenta. William Wyler sorprendía y asombraba a público y crítica con una película que rompía con todos los postulados de su anterior cine.
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Cuando ya era directamente tachado de anquilosado y de mantenerse a base de repetir los códigos de un cine al que tachaban de ampuloso, afectado y de acartonada espectacularidad, anticuado y “pasada de moda”, irrumpe en el Festival de Cannes con El coleccionista.

Demostró que podía hacer un cine “moderno” y que era capaza de codearse con los mejores cultivadores del llamado “free cinema”, que por esos años abría nuevos caminos expresivos desde la cinematografía inglesa. A Tony Richardson, Carel Reisz o John Schlesinger, les salía un competidor inesperado en donde menos se podían imaginar.

Basada en la primera novela del escritor John Bowles, El coleccionista tuvo un extraordinario éxito a todos los niveles. La película ha sido imitada y fuente de inspiración para muchos cineastas, entre los que voy a citar a Pedro Almodóvar, cuya película Átame es un clarísimo homenaje a esta obra maestra que uno no se cansa de visionar una y otra vez.


Pongo los carteles español, americano y polaco, este último realmente original basado en el pop art, estilo que hacía furor en esos años.

20/9/10

Contracorriente

Brokeback Sea (En playa vedada)

De agradable sorpresa podemos decir que supone encontrarse con una película como Contracorriente, de la que se podría haber esperado bastante menos al proceder de una cinematografía que apenas existe, o al menos, que es muy poco o nada conocida en Europa, la cinematografía peruana. Precedida por un buen ramillete de premios (entre ellos en Sundance y San Sebastián), lo que le ha valido ser estrenada en bastantes países que estarían fuera de la órbita de su mercado natural, Latinoamérica, el éxito que parece ser que Contracorriente está obteniendo, tanto de crítica como de público, allí donde la película se proyecta, pone en el punto de mira un tema harto delicado en la mayoría de los países de Latinoamérica: virilidad/homosexualidad.

Al menos en su país de origen, Perú, la película está provocando un acalorado debate en amplios sectores sociales y es precisamente en las clases dominantes y en los ambientes culturales e intelectuales teóricamente más permisivos, donde más voces escandalizadas se están levantando. De hecho, la prensa peruana lleva ya algunos meses encendida con el tema, en el que hasta un escritor tan respetado por sus teorías supuestamente liberales como Augusto Elmore ha entrado al trapo con un revelador escrito publicado en un periódico nacional, que reproduzco al final de mi comentario por sorprendente y por su insólita agresividad.

En Contracorriente se aborda una relación homosexual en un entorno extremadamente hostil pues estamos en un país donde los avances en los derechos de libertad sexual están anclados en la tradición más rancia. Además, el escenario inmediato es una pequeña y apartada aldea de pescadores donde la intransigencia con todo lo que se salga de las normas de la moral, la religión y las tradiciones, y más en cuestiones de sexo, es elevada a su máximo exponente.

Contracorriente narra la relación amorosa y sexual de dos hombres, uno que procede de una familia burguesa e ilustrada, que acaba de llegar de la gran urbe (la civilización), es ateo y no trata de ocultar su condición, y el otro un modesto pescador sin formación, arraigado en la sociedad y en las costumbre de un entorno extremadamente encerrado en la tradición, la religión y la superstición más ancestral. Además, está casado y a punto de ser padre.

Realizada con un tacto y una sensibilidad exquisitos, Contracorriente huye de sensacionalismos y se preocupa de dar a la historia un tono sosegado, sin estridencias, íntimo, donde no se descuida ningún detalle para hacernos creíbles y cercanos a los personajes. Hay que hablar de realismo mágico, un registro en la órbita de los relatos de García Márquez, pero transitado muy a ras de suelo para no perderse en fantasías que eleven las intenciones de la película a los niveles de fábula, que es lo que podría parecer que es Contracorriente en una primera lectura, pero cuyas intenciones son mucho más realistas. Se trata de concienciar, y de advertir, que por muy tabú que sea el tipo de relación que la película cuenta, en la sociedad peruana también existe por mucho que se quiera mirar para otro lado.

Hacer entender que la homosexualidad también existe en Perú, que está en todos los estratos culturales y sociales, como ocurre en todas las sociedades del mundo, y que homosexualidad y virilidad conviven, por mucho que no se quiera identificar como actitudes compatibles, ni por una sociedad fuertemente condicionada por las convenciones ni por un poder religioso intransigente, es la moraleja que pretende concluir esta película estructurada a modo de fábula en la que podemos reconocer fuertes influencias de la oscarizada película de Ang Lee Brokeback Mountain .

En mi opinión, Contracorriente, dentro de su modesto nivel de producción, no es menos efectiva que la película de Ang Lee lanzando su mensaje de comprensión y apoyo hacia un tema tan controvertido como es la virilidad homosexual, y sí menos sensiblera y, por supuesto, muchísimo menos esteticista (en todos los sentidos que queramos encontrarle al termino), que la famosa película americana de vaqueros enamorados.

Calificación: ***

Contracorriente ha sido elegida por Perú para que lo represente en la próxima edición de los Oscar de Hollywood. En la foto de arriba: Manolo Cardona, Tatiana Astergo, Javier Fuentes-León (director) y Cristian Mercado.


Carta del escritor Augusto Elmore

“A riesgo de que se me califique de homófobo, creo que actualmente en el mundo hay una suerte de confabulación de aquello a lo que alguna vez el finado Alejandro Romualdo lo escuché calificar de “internacional de los homosexuales”. Basta que dos hombres, ¡y cowboys además!, se enamoren el uno del otro, como en ‘Brokeback Mountain’, para que el filme obtenga un premio, así John Wayne se revuelva en su tumba. Ese parece ser, más o menos, el original argumento del filme del peruano Javier Fuentes, como creo que se llama, que acaba de ser premiado por su guión que trata, según me entero, de un pescador peruano ejemplar, casado y con hijos, que se enamora de un pintor. Muy romántico pero a mí no se me cocina eso. Lo malo es que en esa tendencia, que está de moda últimamente, los maricones llevan ventaja. Siempre habrá uno que gane un premio y que encuentre alguien que le financie el filme”.

Augusto Elmore

17/9/10

The cold light of day


A falta de Bruce... buena es su silla (Foto Juan Carlos Soler)

Bruce Willis da plantón a la prensa alicantina

En pleno rodaje de la superproducción The cold light of day, que se está llevando a cabo en diferentes localizaciones de España (principalmente de la provincia de Alicante), hoy estaba prevista en la Ciudad de la Luz una rueda de prensa con su principal protagonista, la megaestrella del cine americano Bruce Willis. Con un aparatoso despliegue de medidas de seguridad se ha convocado a los medios de comunicación en el plató seis donde el protagonista de La jungla de cristal había prometido su presencia para someterse a flashes y preguntas.

El director, Mabrouk El-Mechri

La comparecencia, prevista para la una y media de mediodía, ha sido suspendida después de más de una hora de espera en la que los medios de comunicación han tenido que soportar algún que otro aguacero, ya que la tribuna de prensa se había instalado en los exteriores de dicho plató.

Henry Cavill y Verónica Echegui, ofreciendo lo que había (foto Juan Carlos Soler)

Al final, Bruce Willis no compareció, causando el enfado de los medios que se han tenido que conformar con la presencia de los coprotagonistas, el actor inglés Henry Cavill y la española Verónica Echegui. A falta de Bruce y de Sigourney Weaver (que no está en España), ambos actores han suplido con creces su ausencia y durante unos minutos han calmado los frustrados ánimos de la prensa. Los dos han aparecido radiantes y llenos de simpatía y vitalidad, demostrando que por sí mismos son motivo suficiente como para que la presencia de los periodista no haya sido en vano.

Cavill y Echegui dicendo hola y adiós (Foto Juan Carlos Soler)

The Cold Light of Day va de un joven norteamericano (Cavill) cuya familia es secuestrada cuando se encuentran de vacaciones en España. El protagonista dispondrá sólo de unas horas para encontrarlos, poner al descubierto una conspiración del gobierno y encontrar la conexión existente entre la desaparición de su familia y los secretos de su padre.

En el centro, Elsa Martínez, directora de Ciudad de la Luz, rodeada de actores y productores (Foto Juan Carlos Soler)

Mabrouk el Mechri , el director, nacido en 1976 en Versalles, es además guionista y actor. Ha dirigido varias películas. Después de tres cortometrajes, dirigió su primer largo, Virgil, en 2005, sobre la vida de un boxeador. En 2008 rodó JCVD, sobre el actor Jean Claude Van Damme, que le granjeó el favor de la crítica. La película, una mezcla entre drama, comedia y biografía sobre la vida de Van Damme, se proyectó en el Festival de Cannes en la edición de 2008, en el festival de Roma y en la edición del mismo año del Festival Internacional de Toronto.


Montaje con fotos de los protagonistas (autor sin localizar)

The cold light of day está producida por la empresa valenciana Galavis Film y las norteamericanas Summit Entertainment, responsables de la saga Crepúsculo, e Intrepid Pictures. El argumento de esta producción se basa en el original escrito por Scott Wiper y John Petro y cuenta con las revisiones de Richard Price.

14/9/10

CLAUDE CHABROL muerte de un cineasta


Autopsia a la burguesía francesa

El pasado día 12 falleció Claude Chabrol. He dudado de si hacer mención de tal desgracia, ya que este blog no va de necrológicas ni de noticias. En efecto, su desaparición es una desgracia para el mundo del cine, para los cinéfilos, Pero hago una excepción ya que da la casualidad de que en estas páginas hay un post en que se habla, aunque forma relativa, de una de sus películas, Madame Bovary.

También porque era uno de mis directores de cabecera. Puedo decir que, junto a Alfred Hitchcock, son los dos cineastas que más emociones y en más intensidad me las han hecho sentir. No es casualidad, ya que Claude Chabrol siempre ha reconocido que el “maestro del suspense” fue su referente y su inspiración.

La admiración venía de lejos. En 1954, cuando Chabrol aun no había dirigido y era un prestigioso crítico de Cahiers du Cinema, publicó un libro sobre Hitchcock, escrito al alimón con el que después sería también otro de mis directores más admirados, Eric Rohmer. Chabrol, Rohmer y François Truffaut, con sus ya míticos libros “Hitchcock”/"Hitchcock, por encima del mal" y “El cine según Hitchcock”, cimentaron el prestigio del director de Encadenados y a partir de ellos su cine empezó a ser considerado como algo más que un cine de simple evasión. Rohmer y Truffaut no dejaron de quedar marcados por esa admiración al maestro y el cine de ambos lo revela, pero fue Claude Chabrol el que se metió en las entrañas, el que supo interpretarlo desde su lado más oscuro.

Hay otro cineasta que bebe de fuentes hichcockianas y que lo hace el centro de casi toda su filmografía, Brian de Palma. Pero, si Chabrol habla del lado oscuro del alma humana, De Palma lo hace de los recovecos de la mente y de los límites entre la locura y la cordura. Chabrol estremece desde el intimismo. De Palma aterra desde lo espectacular. Son las dos caras del Alfred Hitchcock que nos ha apasionado siempre. Si Chabrol se mira en Recuerda, El proceso Paradine, Encadenados, Sospecha…, De Palma lo hace en Psicosis, Vértigo, Marnie, Los pájaros…

Pero estamos hablando de Chabrol. Quizás sea el momento de revisar su cine, de reivindicarlo, de llamar la atención sobre él. Que las nuevas generaciones de cinéfilos (no los meros consumidores de cine) se pongan en contacto con uno de los grandes del llamado Séptimo Arte.

Chabrol no fue un director comercial, su cine no daba dinero; él no acaparaba fama. Pero Chabrol ha dejado una de las filmografías más apasionantes de la historia del cine europeo, del cine mundial. Su disección constante de las grietas y resquebrajamientos morales de la burguesía francesa, lo convirtieron en el médico forense que escarbó en las entrañas de las clases medias y altas de su país, en busca de las causas de sus miserias, de sus pústulas, de sus infecciones.

Adiós al gran entomólogo de la sociedad de su país, de Francia, al escrutador de los recovecos más oscuros de la mente y de las miserias del alma humana. Adiós a uno del los cineastas más importantes de toda la historia del cine.

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